dijous, 12 de febrer del 2015

El granadino que ‘salvó’ Madrid


http://granadaimedia.com/defensa-madrid-antonio-ramos-herrero/


Un trabajo de investigación permite conocer la figura de Antonio Ramos Herrero, maestro y abogado granadino que murió en la Defensa de Madrid. Su muerte heroica fue recogida en un libro por el periodista Eduardo de Guzmán.
Avatar de Silvia González
Roja, feminista y sentimental. Empeñada en la memoria de los míos.
Carné de la milicia popular de la CNT de la que Antonio Ramos llegó a ser comandante.
Carné de la milicia popular de la CNT de la que Antonio Ramos llegó a ser comandante.
“Si me muero, que me muera con la cabeza muy alta”.
Miguel Hernández en ‘Vientos del pueblo’.
El 22 de junio de 1935 aparecen publicados en el Heraldo de Madrid los cargos directivos electos del Ateneo, entre ellos, en la sección de Ciencias Morales y Políticas que preside Manuel Azaña, el granadino Antonio Ramos Herrero.
Pero ¿quién es este granadino de poderosa figura, un desconocido que se codea con lo más granado de la política madrileña y que terminará protagonizando uno de los actos heroicos de la defensa de Madrid?
Antonio Ramos es oriundo de la Gabia Grande donde nace el 1 de agosto 1904. Hijo del médico y cirujano Francisco Ramos, cuya familia procede de Churriana, y de Purificación Herrera, procedente de Figiliana. Su madrina es doña Rosa Cobo del Rosal.
“Antonio Ramos no fue solo por tanto un destacado ateneísta, maestro o profesor, [abogado] y militar , sino que defendió el concepto republicano de enseñanza”, asegura Gregorio Morales.
Sus primeros años discurren entre Granada y Almería. La pérdida temprana de sus padres y la precariedad de su situación económica le obligan a buscar trabajo como modesto escribiente . En 1925 comienza sus estudios de Magisterio en la Escuela Normal de Granada, que compagina a partir de 1926 con estudios de Derecho. Su avidez de conocimiento es infinita. En el último año de Derecho realiza el curso de ingreso en Filosofía y Letras.
Logra terminar las dos carreras en cuatro años compaginándolas con su modesto trabajo de escribiente, siempre pidiendo exención de matrícula debido a su condición de huérfano. Una de las cartas se la avala un familiar, Antonio Ramos López, farmacéutico del Realejo.
Entre 1930 y 1933 inicia sus viajes por el extranjero. Sale de España por cuestiones políticas y una herencia le permitirá conocer mundo. Comienza con una estancia en Filipinas donde trabaja en un periódico y desde donde pide, como consta en los documentos del Archivo de la Universidad de Granada, su título de abogado y maestro. Pero no se quedará allí, continuará su viaje por Saigon, Harbour Port, Marsella y Alemania, ciudad desde donde regresa a su país de origen.
El mismo año de su vuelta a España conoce a su mujer, Sara Conde López. Con ella tendrá dos hijos: Sigfrido yLibertad. Su hija fallecerá en el tortuoso traslado a Cataluña, cuando su mujer decide abandonar Madrid tras la muerte de Antonio.
Es precisamente en Madrid donde Antonio Ramos ejerce -los años previos a la guerra- como profesor de Latín, al tiempo que lleva una frenética actividad política como “colaborador activo” y “asesor jurídico y estratégico” -en su condición de abogado- de personalidades de la talla de Margarita MelkenFederica Montseny o Wenceslao Carrillo, sostiene su nieto Sigfrido Ramos Esteve. Pronto cobrará protagonismo en la actividad intelectual de la capital tras ser elegido secretario en la sección de Ciencias Morales y Políticas del Ateneo de Madrid, entre cuyos dirigentes se encontraban Francisco Barnés, José Giral, Claudio Sánchez Albornoz y Ramón María del Valle-Inclán.
Su compromiso con el Fente Popular -miembro de FETE-UGT- y el republicanismo le lleva a firmar el 10 de febrero de 1936 un manifiesto dirigido ‘A todos los maestros de España’ que aparece publicado en el Heraldo de Madrid dos días después. En dicho documento se alaba la labor de Marcelino Domingo y Fernando de los Ríos por iniciar “la magna obra de la ilustración del pueblo para infundir el espíritu de la democracia”, a la vez que se defiende una República sustentada en “la cultura y en la educación cívica”.
Con el estallido de la guerra, Antonio se afilia al sindicato de la CNT y se alista en una de sus milicias populares. Pronto entra en combate como sargento en Las Navas de Pinares desde donde recibe la orden -con fecha de 13 de octubre- para que regrese a Madrid y asuma el mando de la Compañía de Infantería ‘Columna España Libre’.
“Un millar de hombres sigue con emoción enorme, sin respirar casi, su heroica empresa. Ramos se incorpora, una bomba cruza el espacio, una explosión aturde los oídos y el tanque se inclina pesadamente sobre uno de sus costados”
Su carrera militar, como otras que emprendió en su vida, fue meteórica pero, por desgracia, muy corta en el tiempo. En pocos días pasó de capitán -como consta en su carné de miliciano de la CNT cuya inscripción tiene fecha del 11 de octubre de 1936- a comandante. La orden de ascenso que emite la jefatura militar de la Columna España de la CNT está fechada el 3 de noviembre. En dicho documento recibe una “efusiva y emocionada felicitación” del jefe militar por la “magnífica actuación tenida por usted durante las últimas horas”, que no se detalla pero que le hace merecedor de su “justo e indiscutible” ascenso.
Su muerte llegaría tan solo un día después de su ascenso y es relatada por el periodista Eduardo de Guzmán en el libro ‘Madrid Rojo y Negro‘. Gracias a su crónica de la guerra se sabe que Antonio participó activa y valientemente con esta columna en la defensa de Madrid cuando las tropas rebeldes del general Varela avanzaban a principios de noviembre tras romper el asedio que los republicanos mantuvieron durante los primeros días de la sublevación militar en Alcázar de Toledo.
Madrid se preparaba para resistir el 4 de noviembre de 1936. Eduardo de Guzmán recoge en su libro el momento fatídico de la muerte del joven granadino, con tan solo 32 años:
“El comandante Ramos está a treinta metros ya. Arrastrándose por el suelo, el comandante Ramos se acerca. Un millar de hombres sigue con emoción enorme, sin respirar casi, su heroica empresa. Cuando está próximo, Ramos se incorpora, una bomba cruza el espacio, una explosión aturde los oídos y el tanque se inclina pesadamente sobre uno de sus costados. Pero al mismo tiempo que Ramos, el tanque ha tirado también sus ametralladoras. Nueve balazos traspasaron el cuerpo. Cayó pesadamente junto al monstruo fascista. Electrizados por su ejemplo, los hombres saltan las trincheras, avanzan sobre los tanques, persiguiéndolos con sus bombas de mano. Los tanques huyen a la desbandada. Ramos está muerto: MADRID, SALVADO……”.
¿Quién fue entonces Antonio Ramos? Como me dijo el maestro Gregorio Morales Villena: “No fue solo por tanto un destacado ateneísta, maestro o profesor, [abogado] y militar , sino que defendió el concepto republicano de enseñanza. Una suerte de hombre de armas y letras, un caballero cervantino, un defensor de la LIBERTAD”.
No se puede competir con tan justa y bella definición.
*Este artículo cuenta con la colaboración inestimable de Sigfrido Ramos Esteve.