dissabte, 31 de gener del 2015

UN DOCUMENT HISTÒRIC: EL PROCESO DE FERRER.


https://www.facebook.com/RLFrancescFerrerIGuardiaNo1821/photos/a.423439207677896.96228.423408061014344/880577141964098/?type=1&theater




El 24 de novembre de 1931 s'estrena al Teatre Talia de Barcelona, a càrrec de la «Companyia d'Anito Tormo», el drama històric en tres actes, distribuïts en deu quadres, d'Eduard Borràs El Proceso Ferrer, una de les primeres obres dramàtiques basades en la història de Francesc Ferrer i Guàrdia i la Setmana Tràgica. 
L'actor Aurelio Pardo interpretà Ferrer i Guàrdia i l'actriu Anita Tormo va fer de Soledad Villafranca, la companya del pedagog.
En l'obra apareixien altres personatges, com ara Anselmo Lorenzo, Josep Ferrer o Cristóbal Litrán. L'obra va ser publicada aquell mateix any per la reputada Casa Editorial Maucci, fet que li donà una repercussió important i una distribució als quioscos barcelonins.
La publicació afegí els «Comentarios de la prensa europea al fusilamiento de Francisco Ferrer Guardia», així com part dels discursos pronunciats durant les sessions parlamentàries de l'abril de 1911 referents a la revisió del «Procés Ferrer» pels diputats a Corts. Es van reproduir textos d'Alejandro Lerroux, Salvatella, Pablo Iglesias, Sol y Ortega, i Albornoz, que assenyalaven el ministre de Governació Juan de La Cierva y Peñafiel com a culpable de la premeditació i de la manca de legalitat de tot el procés judicial.
Tots insistien en la innocència de Ferrer i Guàrdia pel que feia els fets de la Setmana Tràgica barcelonina.

El alcalde de Torremolinos niega que allí hubiera un campo de concentración franquista pero la historia demuestra que sí existió con 4.000 presos, condiciones inhumanas y fusilamientos


http://www.elplural.com/2015/01/31/quiere-el-alcalde-de-torremolinos-reescribir-o-falsear-la-historia/


¿Quiere el alcalde de Torremolinos reescribir o falsear la historia?
Niega que allí hubiera un campo de concentración franquista pero la historia demuestra que sí existió con 4.000 presos, condiciones inhumanas y fusilamientos
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Los presos de este campo de concentración franquista, más de 4.000 en 1939, fueron obligados a comenzar la construcción de las pistas del aeropuerto de Málaga". Memoria Histórica
Los presos de este campo de concentración franquista, más de 4.000 en 1939, fueron obligados a comenzar la construcción de las pistas del aeropuerto de Málaga”. Memoria Histórica
Al ya legendario alcalde de Torremolinos, Pedro Fernández Montes (PP), regidor desde 1995 y activista político desde 1970 en pleno franquismo, parece que no solo la política le ocupa su tiempo sino que comienza a hacer sus pinitos como historiador aunque sea, como en esta ocasión, a costa de falsear la historia o intentar reescribirla.

Falsear la historia
Porque falsear la historia es lo que ha hecho al afirmar en el pleno municipal que en Torremolinos “hubo un campo de internamiento, no de concentración (…). No satsifecho con esta deformación del concepto histórico de estos sanguinarios recintos ha añadido que “un campo de internamiento no tiene nada que ver con un campo de concentración”.

Campo de concentración y de internamiento
Como bien se encarga de explicar el medio digital https://infotorremolinos.wordpress.com/2015/01/30/el-alcalde-de-torremolinos-pp-dice-que-alli-nunca-hubo-un-campo-de-concentracion-sino-de-internamiento/ para los historiadores campos de concentración y de internamiento son lo mismo: “Un campo de concentración, o campo de internamiento, es un centro de detención o confinamiento donde se encierra a personas por su pertenencia a un colectivo genérico en lugar de por sus actos individuales, sin juicio previo ni garantías judiciales”.

El tópico del campo de concentración
Como si desconociera los horrores que allí vivieron unos 4.000 presos del franquismo el regidor del PP, enfadado, reiteraba lo dicho con la siguientes afirmación: “Ya está bien del tópico del campo de concentración de Torremolinos. Y allí no hubo menores, ya está bien de tergiversar la historia”

ELPLURAL informó en 2011 de este “campo de concentración”
En septiembre de 2011 ELPLURAL.COM publicó un reportaje sobre los campos de concentración andaluces. Informábamos entonces de la solicitud de grupos memorialistas para que fueran declarados “Lugares de la Memoria” once campos de concentración, un depósito de presos y una zona de fosas comunes. Entre ellos, y con esa denominación dada por los historiadores de “campo de concentración”, figuraba el de Torremolinos.

Un tétrico campo para que los presos construyeran el aeropuerto
Extraídos de textos históricos reseñábamos esa negra página de la historia local: “El 30 de marzo 1938 comienzan a llegar prisioneros al campo de concentración (de Torremolinos), ubicado en terrenos del Cortijo del Moro… Un campo sin barracones, ni letrinas, situado completamente al aire libre. Los presos de este campo, más de 4.000 en 1939, comenzaron la construcción de las pistas del aeropuerto de Málaga”.

Campo de concentración de el Canal de los presos" en Sevilla, similar al de Torremolinos. Memoria Histórica
Campo de concentración de el Canal de los presos” en Sevilla, similar al de Torremolinos. Memoria Histórica
Alambradas y soldados de guardia
De la escasa duda de que su fisonomía era un auténtico campo de concentración da muestra esta descripción: “Este campo estuvo funcionando más de un año, entre 1938-1939. Se construyó una alambrada… Era baja, de aproximadamente 1.5 metros pero con los cables entrelazados de manera que era imposible pasar a través de ella y tampoco saltar ya que cada 2 metros había un soldado. Se aprecia en su construcción la precipitación y los escasos medios. El hecho de que no hubiera luz hacía que por la noche se reforzara la guardia”.

Condiciones inhumanas de los presos
Y si fuera poco se describen las pésimas condiciones de vida que sufrían los presos: “Había muchísimos hombres, cientos y cientos… pasaron por allí miles de personas, muchos de la provincia de Málaga, pero también de otras provincias. Las condiciones de vida eran pésimas. Por la mañana se formaba a golpe de corneta, al mediodía recibían una latita de sardinas, por la tarde, al anochecer se formaba otra vez y se realizaba el recuento. Estaban al aire libre, si llovía todos se mojaban pues no había ningún lugar para guarecerse. A duras penas algunos cavaban en el suelo y podían hacer un hueco que de poco servía si la lluvia era fuerte”.

 
Muertos y enfermos
Prosigue la narración explicando que “tampoco había servicios médicos, de forma que muchas personas murieron de enfermedad y de las lamentables condiciones que allí se daban. En zanjas abiertas se hacían las necesidades, cubriéndose cuando se llenaban y abriéndose otras. Sin embargo había una alberca que servía para regar las tierras del cortijo que había en los alrededores del actual Palacio de Congresos, por lo que sí había posibilidad de lavarse”. Los momentos más dramáticos tenían lugar cuando,por los altavoces del campo, eran llamados algunos presos, a los que no volvía a verse más… A la alambrada se acercaban muchas personas para preguntar si conocían a algún familiar perdido o para ver si estaban entre aquella inmensa masa.

“Historia de Torremolinos” alude también al “campo de concentración”Otro libro, el de “Historia de Torremolinos” de Carlos Blanco, también menciona el “campo de concentración” y relata como “campo de concentración de Torremolinos no presenta diferencias esenciales con respecto a la organización y sistema de orden que otros de la provincia.

Falangistas “amenazadores”
Prosigue el libro “De cualquier modo, resulta difícil imaginar el espectáculo que supondría aquel escaparate humano viviendo a la intemperie como muestra de la derrota ante la mirada del resto, en especial jovenes falangistas procedentes de las filas de los vencedores, muchos de los cuales acostumbraban a pasear amenazadores alrededor de las alambradas.

Arias Navarro y los fusilamientos en el campo de concentración
En la web de historia de Málaga “Estación Málaga”, se recoge como en “Febrero del 1937, tras la toma de Málaga por el glorioso ejército Franquista, los soldados presos republicanos fueron internados en el centro de Torremolinos, la Cárcel de Málaga (hoy cuartel de la Policía Local) y durante varias semanas el interior de las murallas de Gibralfaro, la zona entre el Castillo y la Alcazaba. El Sr. Arias Navarro, fue el responsable máximo de facilitar la “reducción” de presos en los tres centros.

Patinazo u ocultamiento histórico del alcalde
Queda aclarado a través de testimonios históricos que el alcalde de Torremolinos o desconoce la historia, la intenta ocultar o presenta un burdo reinvento de la historia. Algo extraño sería el hecho de que Fernández Montes desconozca lo que ocurrió porque el regidor del PP, como la web  ”Aquel Torremolinos” demuestra, ya en 1970 estaba en el interior del sistema franquista: “… de aquellos falangistas, hoy  día,  en las fechas en que esta web ve la luz, siguen teniendo una posición relevante en la vida política local, como Pedro Fernández Montes , elegido en Noviembre de 1970, Consejero Local del Movimiento por Málaga”.

Conclusión: Hubo un auténtico campo de concentración en Torremolinos
Un campo de internamiento era igual que un campo de concentración y, en todo caso, demostrado queda que el sanguinario recinto ubicado en Torremolinos era un campo de concentración, trágico, siniestro y letal para muchísimos presos encarcelados por poseer unos ideales distintos al del dictador Franco.

Un homenaje a los maquis contra el olvido programado del poder


http://elasombrario.com/un-homenaje-los-maquis-contra-el-olvido-programado-del-poder/


31.01.2015


  
 Menéalo
Fotograma del documental 'Equí y n'otru tiempo' de Ramón Lluís Bande.
Fotograma del documental ‘Equí y n’otru tiempo’ de Ramón Lluís Bande.
En el documental ‘Equí y n’otru tiempo’, Ramón Lluís Bande realiza toda una plegaria de silencio, un auténtico homenaje, un monumento a los cientos de maquis asturianosasesinados entre 1937 y 1952. Una forma bucólica de recordar los tiros, de no olvidar las muertes de los que agonizaron escondidos, de los que perdieron el aliento por una ideología que perdió la guerra.
La narración, a modo de epitafio, se escribe sobre fondo negro. Los protagonistas están presentes en el alma del documental. En la imagen, los lugares en los que los guerrilleros perdieron la vida. Los montes. Rincones olvidados de Asturias. Sólo se oye el canto de los pájaros y el aire.
Detrás de esta puesta en escena, que habla con el silencio, está Ramón Lluís Bande. “Rigor (documental y estético), paisaje y memoria eran las tres coordenadas de la película cuando encontré su forma definitiva. Nada que saliera de ahí podía entrar. Decidí que el estatus de las imágenes y los textos sería el del monumento fílmico, era la única forma posible en la que la película se podía encontrar a sí misma”, detalla el cineasta.
El principal interés del realizador estaba en recuperar los nombres propios de aquellos guerrilleros asturianos que perdieron la vida en el monte. “Quería mostrar los espacios en los que fueron asesinados y que en la actualidad no tienen un significado especial para nadie, son paisajes del olvido. Con esa topografía del horror (pero también de la resistencia a la dictadura franquista), pretendía crear un espacio de memoria y respeto. Además, también quería que la película pudiera generar o intervenir en debates colectivos sobre ese olvido programado desde el poder, planteando cómo esa realidad de abandono y desmemoria pone en cuestión la legitimidad y la calidad democrática de la España nacida de los consensos del 78”.
No es la primera vez que el cineasta rinde homenaje al bando republicano: “La memoria de la izquierda asturiana, sobre todo la izquierda comunista, es un tema que está muy presente en mi trabajo cinematográfico y literario desde principios de los años 2000. En 2003 conocí y rodé una pequeña película-retrato (Estratexa) con Manuel Alonso González,Manolín el de Llorío, unos de los últimos guerrilleros asturianos con vida en aquel tiempo. Tuve la suerte de seguir en contacto con él hasta su muerte en 2007. Mucha de mi obra literaria de los últimos años (La muerte de los árboles y La vida pésima), o esta película, nunca hubieran existido de no tener ese contacto personal con Manolín, una de las persona más honestas, íntegras y modélicas que conocí en mi vida”.
Hablando sin pronunciar palabras. Emocionando con planos que muestran la tragedia sin plasmarla, el cineasta ha conseguido su objetivo: hacer un homenaje a los maquis asturianos. “Creo que la película recupera en (y para el) presente la lucha de resistencia de los protagonistas ausentes, algo que me parece una asignatura pendiente. Sin el reconocimiento de su lucha y el recuerdo de su memoria, esta sociedad va seguir estando herida en su dignidad”.
La película comienza con fotografías en blanco y negro de unos hombres cuyas vidas se vivieron y capturaron en escala de grises. Estas instantáneas fueron tomadas por Constantino Suárez. “La primera parte de la película, además de para humanizar la imagen de los guerrilleros, también quiere servir como reivindicación del trabajo magistral de Suárez, un genio de la fotografía represaliado por su condición ideológica de izquierda republicana”, explica el cineasta.
En este documental, que recibió el premio de la Crítica en el último Festival de Cine de Sevilla, se detallan los sitios, fechas y circunstancias de las muertes de los protagonistas ausentes. “La documentación de los espacios fue un proceso más largo que costoso y se realizó en paralelo al propio rodaje. Partimos de los datos que fuimos sacando de diversos libros, sobre todo de dos: ¿Por qué sangró la montaña?, de Nicanor Rozada, y ¿Por qué estorba la memoria?, de Gerardo Iglesias, que están acreditados como inspiraciones de la película. Después recorrimos cada lugar hablando con las personas mayores de los pueblos, y ellas nos iban contando y llevando hasta los sitios exactos”.
El director del documental
El director del documental ‘Equí y n’otru tiempo’, Ramón Lluís Bande.
Detrás de Equí y n’otru tiempu hay un laborioso trabajo de documentación sobre el terreno que, según adelanta el cineasta, ya está registrado para una nueva película complementaria, Paisaxe, que se presentará en los próximos meses. “Es una especie de cuaderno de apuntes del rodaje, en el que se recuperan las historias de los asesinatos de los guerrilleros contadas por sus vecinos y que, en cierta manera, funciona como contracampo de Equí y n’otru tiempo”.
Cuando se le pregunta a Ramón Lluís Bande por las sensaciones que pasaron por su mente a la hora de fotografiar los lugares, el cineasta no duda en subrayar la explosión de sentimientos: “Para mí fue una experiencia muy emocionante. La película nacía también de mi necesidad de recorrer esos espacios que, además de muerte, también representan el paisaje de la resistencia. En algún caso, rodé el plano en compañía de algún enlace de la guerrilla que previamente me había contado lo sucedido y, claro, esos son momentos que marcan, en lo emocional, para toda la vida…”.
Después de años trabajando en el desarrollo de la idea, Bande vio claro que la película debía tener naturaleza de monumento: “La intención era proponer un desplazamiento cinematográfico del documento al monumento, convertir las salas de cine en espacios de memoria y respeto. Y que todo esto se hiciera desde el presente, conseguir invocar en presente la historia en los mismos espacios modificados por el tiempo y que este tratamiento borrara la separación entre pasado / presente para generar una especie de presente continuo histórico. Quería hacer una película política políticamente”.
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Fotograma del documental ‘Equí y n’otru tiempo’, un homenaje a los maquis asturianos.
La perspectiva de la Asturias que muestra Bande destila una emoción callada, de la que llora sin soltar las lágrimas. Dejando un tiempo largo en cada plano, buscando una conexión del lugar con el público, un encuentro que puede parecer una estimulación a la reflexión. “Es una invitación a que cada espectador busque su propia relación con las imágenes: desde lo histórico y desde lo físico… La duración reflexiva creo que puede generar una emoción mayor. Cada espectador tiene que relacionarse de manera diferente con cada espacio, buscar esa manera, yo creo que eso da mucha libertad y enriquece la visión. Por otro lado, la duración también ayuda a convertir la sala en un espacio de respeto: los espectadores guardan un respetuoso minuto de silencio ante cada lugar en el que se produjeron los asesinatos”.
El sonido de la calma agreste de Asturias sólo se calla dos veces en el documental. Una al principio para dar voz a un testimonio; otra al final para entonar la lucha de estos hombres con una voz femenina. “Es una canción popular, compuesta por los propios guerrilleros, que grabamos a una señora de Llorío, un pueblo de Llaviana del que salieron muchos, entre ellos Manolín. Esa canción servía como final perfecto para el viaje: la cultura popular como voz colectiva de lo que había pasado, como la voz de los protagonistas ausentes. No veo otro final posible; cuando llega ese momento ya no tengo más imágenes que proponer, por eso la pantalla va a negro. La película arranca con la imagen de los guerrilleros; la segunda parte, los espacios de la ausencia, y la tercera, la pantalla en negro, con esa voz que nace de lo popular con la intención, como digo, de ser colectiva”, declara Bande.
La voz femenina que canta a la resistencia roja quedará resonando en las conciencias de quienes consigan ser atrapados en este recorrido: Una perspectiva distinta de nuestro pasado, un camino por una Asturias bucólica que fue testigo de episodios atroces. Lugares de la historia que muchos consideran olvidados, nombres a los que la historia no escribió en negrita. Ahora han sido rescatados por Ramón Lluís Bande para recordar el alma de quienes murieron por pensar en rojo.
Pases del documental: días 1, 7 y 8 de febrero en Cineteca (Matadero, Madrid).
  
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La jueza María Servini al servicio de la justicia universal


http://www.cronicapopular.es/2015/01/la-jueza-maria-servini-al-servicio-de-la-justicia-universal/


Periodista
Si el eco de su voz se debilita, pereceremos.
(Paul Eluard)
Con ocasión del 38 aniversario del asesinato, por una banda de pistoleros fascistas, de los abogados laboralistas Luis Javier Benavides, Serafín Holgado, Javier Sauqillo y Enrique Valdelvira, y del sindicalista Ángel Rodríguez, la Fundación Abogados de Atocha, creada en 2004 por CCOO, decidía otorgar, en su undécima edición, el Premio que lleva su nombre a la juez argentina María Servini y a los actores Juan Diego y Concha Velasco.
10_01_AbogadosAtocha
Atributtion: CCOO
Entre los actos previstos, destaca el celebrado en la Plaza de Antón Martín, junto al monumento El abrazo, del escultor Juan Genovés, dedicado a los cinco asesinados por terroristas fascistas, y el acto de entrega de los premios celebrado en el Auditorio Marcelino Camacho de CCOO.
Con el auditorio hasta la bandera, se hizo primero entrega del premio al actor Juan Diego, que lo recogió en nombre de los artistas que protagonizaron la huelga de actores de 1975. La actriz Concha Velasco, que debería haberlo recibido junto a Juan Diego, no pudo hacerlo por encontrarse enferma y envió un mensaje de agradecimiento, en el que pedía excusas por su ausencia.
En sus palabras, Juan Diego recordó que el motivo de la huelga había sido pedir un día de descanso a la semana, con la consiguiente negativa del empresario y el posterior despido. Después de esa huelga, Concha Velasco dejaba de ser “La chica ye-ye” y los actores dejaban también de ser simples “cómicos”.
Atributtion: CCOO
Atributtion: CCOO
La entrega del premio a la jueza María Servini revistió particular emoción. La jueza Servini representa toda una vida dedicada a la justicia en Argentina y a la justicia universal. Como iniciadora de la causa abierta contra los crímenes de la dictadura franquista, cursó orden de búsqueda y captura y la detención de una veintena de políticos y ex policías del franquismo, entre otros los ex ministros José Utrera Molina y Rodolfo Martín Villa, así como los ex policías Juan Antonio González Pacheco, más conocido como “Billy el Niño”, famoso torturador, miembro durante años de la Brigada Político Social, y Jesús Muñecas Aguilar, de la Guardia Civil. Ambos ex policías se beneficiaron, como tantos otros, de la Ley de Amnistía de 1977 que, contrariamente a lo que sostiene el actual Gobierno del PP, no es aplicable a los crímenes de la dictadura franquista, que son imprescriptibles, por pertenecer, en opinión de ilustres juristas, a la categoría de crímenes de “lesa humanidad”.
María Servini aseguró que volvería a España para seguir tomando declaración a víctimas del franquismo. Prometió que seguiría adelante hasta conseguir su propósito. Son muchos los que en ella confían, muchos para los que la juez María Servini representa un rayo de esperanza. Su intervención fue interrumpida en varias ocasiones por los aplausos del público que coreaba: “¡Verdad, Justicia, Reparación”! El acto dio fin con La Internacional cantada por todos los asistentes en pie.

La liturgia de la muerte. Francisco González Tejera. VIAJANDO ENTRE LA TORMENTA.


http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com.es/2015/01/la-liturgia-de-la-muerte.html


sábado, 31 de enero de 2015


El cura de La Isleta se acercó al campo de tiro tras la llamada del teniente Lázaro, había que intentar confesar a los cinco rojos que iban a fusilar esa tarde de marzo, atravesó la inmensa explanada de los desfiles y juras de bandera, preguntó al cabo de guardia donde estaban los reos, tras una llamada telefónica, al momento aparecieron un grupo de falangistas que lo guiaron hasta el pequeño barracón, allí se encontraban cuatro paisanos, entre ellos el joven alcalde comunista de San Lorenzo, Juan Santana Vega, los llantos se escuchaban desde la distancia, en la puerta vigilaban dos soldados con bayoneta calada, se abrió la puerta y en su interior estaban aquellos hombres, pálidos, asustados, desencajados, con heridas en la cara, magulladuras en los brazos, sangre en sus ropas de los golpes recibidos en el traslado, un viaje accidentado desde el campo de concentración de Gando, con varias paradas para apalearlos.

Aquel viejo sacerdote sacó de una pequeña bolsa de papel, el rudimentario instrumental, los objetos litúrgicos que usaba en los últimos momentos de sus feligreses, dio las buenas tardes, eran las 12,00 del mediodía, faltaban solo cuatro horas para el fusilamiento de los cinco de San Lorenzo, Manuel, Antonio, Francisco y Juan, en otro punto del cuartel de artillería tenían recluido a Matías López, su condición de militar llevaba otro protocolo previo a la ejecución, tras la sentencia del consejo de guerra sumarísimo por “rebelión militar”.

“Vengo a ayudaros en estos momentos previos al encuentro con nuestro señor Jesucristo en su infinita misericordia”. Los hombres solo lo miraron como estupefactos, no dijeron nada, el llanto brotaba de varios, Pancho pedía por sus tres hijos y su mujer, el párroco se limitó a escuchar, dar bendiciones y echarles su agua bendita, era imposible realizar una confesión en aquel ambiente de desesperación, todos sabían que iban a ser fusilados, su delito, defender la legalidad vigente, haber sido elegidos en elecciones democráticas, trabajar en aquel desgraciado ayuntamiento, colaborar en la mejora de las condiciones de vida de las personas empobrecidas.

El capellán militar ya le había advertido de su intento de confesión a Matías López, como se negó y le dijo con una entereza que daba miedo, que “venía a apadrinar el crimen”, el cura con galones de sargento le advirtió con palabras rudas y marciales, que “estos rojos no tenían remedio, que preferían morir en el pecado que entregarse a los brazos piadosos y misericordiosos de nuestro señor”.

No dejaba de ser duro para aquel clérigo de barrio ver a aquellos hombre jóvenes a punto de ser fusilados, le costó mucho pasar aquellos escasos instantes en un recinto impregnado de tristeza, en el fondo sabía que no habían hecho nada malo, que el terror implantado por la oligarquía isleña y el ejercito iba a causar cinco muertes mas, miles en toda Canarias en unos meses de terror, de odios, de falsas acusaciones, de paseíllos de madrugada, de crímenes horrendos, de torturas y violaciones en comisarías y cuarteles.

Los reos callaron, se hizo un silencio sepulcral, cuando el cura rezó un padrenuestro arrodillado ante ellos con los brazos en cruz, le escucharon hablar de la muerte de Cristo, de que fue traicionado por Judas, de cómo los romanos no aguantaron que defendiera a los humildes, que nunca la perdonaran que siempre estuviera rodeado de tullidos, prostitutas, leprosos, personas expulsadas de sus casas por los crueles legionarios.

Por sus mentes pasaron a una velocidad de vertido, entre los rezos del sacerdote, los momentos de lucha, las asambleas en los tomateros bajo la mirada amenazadora de los capataces, de los terratenientes que llenos de odio siempre acababan llamando a la guardia civil, la represión, las reuniones interminables en el partido, en la Federación Obrera, la satisfacción de ayudar a muchas personas, de defender sus derechos sociales y sindicales, aquel hermoso día del triunfo electoral en las elecciones municipales, aquella mayoría absoluta del Frente Popular, las celebraciones, las banderas republicanas, el momento de la toma de posesión de un alcalde del pueblo, maestro albañil, obrero y proletario.

Don Juan recogió todo su instrumental sagrado bajo la mirada de los hombres sentados en un rincón, acurrucados, como buscando un calor maternal, con los brazos por los hombros, observando como el representante de Cristo les dio la última bendición, antes de partir. Pancho alcanzo a pedirle por sus hijos cuando salía, el cura le dijo que estuviera tranquilo, que localizaría a su mujer en Tamaraceite, no lo hizo nunca, solo se fue cabizbajo, con la piel erizada, casi enfermo de algo parecido a la tristeza.

Al otro lado del cuartel el teniente Lázaro, junto al capitán Bombín y el Sargento Samsó, preparaban el pelotón de fusilamiento, simulaban un fusilamiento, como quien ensaya una obra de teatro macabra, una alegoría de la muerte impulsada por los mandos del alzamiento, un “Viva la muerte”, que definía aquel golpe de estado genocida.

El cura llegó a su parroquia del Carmen media hora antes del fusilamiento, se fue directo al altar y se arrodilló ante la imagen de Cristo crucificado, no sabía muy bien que decir en su plegaria, el estomago revuelto, algo de culpabilidad indefinible. En la montaña de La Isleta se escuchaban los disparos, una ráfaga terrible, un silencio, cinco tiros de gracia.

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Imagen del documental "La Memoria interior, los fusilados de San Lorenzo" de Carlos Reyes Lima

Mixcoac fue la cuna del Colegio Madrid, hace 70 años


http://libreenelsur.mx/content/mixcoac-fue-cuna-colegio-madrid-hace-70-anos#.VMuroB6VIq8.facebook

Publicado por Francisco Ortiz... on Mié, 06/15/2011 - 19:09
  
Era en Mixcoac un castillo de leyenda.  Estaba ubicado en un predio de 7,476 metros cuadrados, rodeado por tres líneas ferroviarias. Un chalet de verano en la época porfiriana, estilo suizo afrancesado de tres pisos. Quedó dañado tras la Revolución Mexicana y abandonado a su suerte; después se alquiló como vivienda. El 24 de abril de 1941, según consta en escrituras, fue comprado por José Andreu Abelló a Hugo Scherer en 120 mil pesos. Se adaptó como plantel educativo y el 21 de junio de ese año abrió sus puertas como Colegio Madrid, una institución liberal y humanista fundada por los exiliados republicanos españoles. Eso es lo que cuenta María Alba Pastor en el libro al que tituló con la primera frase del himno que desde hace 70 años entonan los alumnos del Madrid: Los recuerdos de nuestra niñez(1991).

En 1979, la leyenda del castillo y sus historias se trasladaron con el colegio mismo a unos terrenos bastos, viejos ejidos de la zona de Coapa, que fueron donados por el gobierno de José López Portillo, que destruyó el inmueble de Mixcoac para poner en su lugar  la horrenda estación del Metro. Quienes éramos de nuevo ingreso envidiábamos a los que no lo eran por haber tenido el privilegio de tomar clases en un salón que, decían, tenía un pastel pintado en el techo. Por mucho tiempo traté de imaginarme cómo era ese pastel. Heredé sin embargo algunas costumbres del castillo, que a su vez los españoles habían traído del Instituto Escuela de la ciudad de Madrid, donde los republicanos promovieron una educación de libre pensamiento. Como las  “viñetas”, que eran –son— unos dibujitos que cada día, antes que cualquier otra cosa, debíamos trazar los alumnos de Primaria en una libreta francesa a cuyo lado anotábamos  las condiciones climáticas del día. Abajo escribíamos una “composición” con el tema que libremente elegíamos. Ese es el tipo de educación que ha caracterizado al Madrid desde hace 70 años.

El “castillo” del Madrid estaba apenas separado de otro “castillo” –el del Colegio Williams, de educación tradicional inglesa-- por la callecita de Empresa. En realidad ambos castillos formaron parte en otra época de la magna residencia de verano de José Ives Limantur, el secretario de Hacienda de Porfirio Díaz. Margarita Villaseñor Ponce, profesora de la UNAM y ex alumna del Madrid, recuerda: “Y había un castillo y tenía una historia. Era un castillo precioso que tenía sus cuatro torres, una gran entrada con el techo muy alto y una bellísima escalera. La madera de sus pisos rechinaba cada vez que pasábamos como si quisiera contarnos su historia. Estaba rodeado de altísimas palmeras y grandes árboles, aún conservaba algunos de los jardines que seguían siendo muy grandes y debieron ser más, porque ya se habían construido muchos salones alrededor”. Otro ex alumno, Javier García Galiano, escribió en Nosotros ahora, revista oficial del colegio: Durante muchos fines de semana de los años sesenta, ahí se filmó En el balcón vacío, de Jomi García Ascot. Se decía que los sótanos del colegio conducían a una red de subterráneos, en cuya exploración clandestina había desaparecido un alumno de nombre desconocido, por medio del cual podía llegarse a las alcantarillas de avenida Revolución o al castillo del Colegio Williams”.

El primer director del colegio fue Jesús Revaque. Originalmente, los empleados, profesores y alumnos eran españoles y lo financiaba el gobierno republicano en el exilio. El programa de festejos por el primer aniversario del colegio, el 25 de junio de 1942, publicado en febrero pasado en un artículo de Carta de España, es muestra de los fuertes vínculos que mantenía la comunidad del colegio con el país ibérico: El Dragoncillo,entremés de Calderón; un viaje lírico por el folklore de varias regiones españolas, interpretaciones de La del Manojo de RosasAlma asturiana y La verbena de La Paloma; recitaciones de romances y poemas de Juan Ramón, Machado y Enrique de Mesa y una escenificación de El mancebo que casó con mujer rica del Infante Don Juan Manuel. “El deseo de retorno era entonces una ilusión y no un espejismo”, se escribió en esa revista del gobierno español. “En esos primeros años, gracias a los fondos honestamente administrados del gobierno republicano, cientos de niños y niñas pudieron comer a diario en las instalaciones del colegio. De los 460 alumnos en 1941, 50 en el Jardín de Niños y 390 en Primaria, se pasa a 160 y 725 en 1947. Pese a lo político de sus orígenes, ni la mínima sombra de adoctrinamiento perturba la indiscutible calidad de la enseñanza y comienza a gestarse un sentimiento de hermandad entre los alumnos que aún hoy perdura. No en balde el himno del colegio comienza pidiendo que “los recuerdos de nuestra niñez han de ser siempre para el Madrid”.