dimarts, 16 de febrer del 2016

Se cumplen 80 años desde la victoria del Frente Popular.


https://www.diagonalperiodico.net/saberes/29366-y-gano-frente-popular.html


…Y ganó el Frente Popular
Se cumplen 80 años desde la victoria del Frente Popular, un momento histórico rodeado de mitos, medias verdades y mentiras descaradas.
, Historiador

16/02/16 · 13:47
El 16 de febrero, el Frente Popular ganó las elecciones por un escaso margen de votos.
El 16 de febrero de 1936 la coalición del Frente Popular vencía en las elecciones. Conuna campaña basada en la aplicación de medidas reformistas, de la libertad de los presos políticos y de una profundización en la democratización del país, la coalición circunstancial de republicanos y partidos obreros de diversa índole se alzó con la victoria.
En el 80 aniversario del acontecimiento toca recordar y romper alguno de esos lugares comunes que se han ido generando alrededor del Frente Popular .

El origen

Una de las bases de la que se valieron los promotores del golpe de Estado de julio de 1936 era que el Frente Popular había sido parte del plan que la URSS tenía en España para hacerse con el control político. Basándose en los acuerdos del VII Congreso de la Internacional Comunista, donde se aprobó la participación de los partidos comunistas en los frentes populares amplios. Una afirmación que no se corresponde con la realidad. Ni en España ni en Francia ni en ningún lugar.
Una de las bases de los promotores del golpe era que el Frente Popular había sido parte de un plan de la URSS
Los motivos de unión de las organizaciones de izquierda en España (y en otros lugares de Europa), no parte de una consigna soviética.Antes de la celebración de este congreso, en agosto de 1935, los republicanos y los socialistas ya mostraban interés en la posibilidad de caminar hacia una coalición electoral.
Lo acontecido en octubre de 1934 había dejado claro a la izquierda que la única posibilidad pasaba por una unión de fuerzas. El debate entre republicanos y socialistas consistía en dónde estaban los límites de esa coalición. Para los republicanos (Izquierda Republicana y Unión Republicana mayoritariamente, que se habían formado en aquellos momentos por la unión de diversos grupos republicanos) el pacto tenía que ser de gobierno.
Los socialistas tenían una diversidad de opiniones, entre la postura de Indalecio Prieto, que no veía con malos ojos la unión de un gobierno de republicanos y socialistas, y la de Largo Caballero, que tras la experiencia del primer bienio y su giro a la izquierda, era partidario de una coalición electoral para desalojar a la derecha del poder y no de su entraba en un gobierno.

Los comunistas, por su parte, sí que tuvieron un giro en su estrategia, que había sido cambiante a lo largo de la República. Mientras en su origen los comunistas mostraron oposición a las instituciones republicanas, tras la salida de Bullejos, Trilla y Adame de la dirección y la toma del control del PCE por la Pasionaria, José Díaz y otros, el objetivo pasó a ser la unidad por la base. Los acuerdos del VII congreso de la Internacional Comunista afectó al PCE, que trabajó para la creación del Frente Popular.
En la medida en que las organizaciones políticas se fueron recomponiendo tras el fracaso de la huelga general de octubre de 1934, los actos públicos y las declaraciones de los dirigentes políticos iban encaminadas a una coalición de izquierdas. Meses antes del citado congreso comunista. Una coalición, que tras muchos meses de negociación, se cerró en enero de 1936 cuando las elecciones estaban a la vista.
Finalmente el Frente Popular lo compuso el PSOE, Izquierda Republicana, Unión Republicana, el PCE, el Partido Sindicalista de Ángel Pestaña, el POUM de Andreu Nin y, dependiendo de la zona geográfica, distintos partidos de la izquierda nacionalista o de implantación regional (Esquerra Republicana, que impulsó el Front d'Esquerres – el Frente Popular en Cataluña–, el Partido Galeguista, etc.). La coalición también fue apoyada por la UGT. El Partido Republicano Federal de Barriobero o el Partido Nacional Republicano, de Sánchez Román, no se unieron a la coalición.
El programa del Frente Popular fue de mínimos. No se trataba de un pacto revolucionario, del que estaba muy alejado 
El programa del Frente Popular fue de mínimos, pues las posiciones finales de cada uno de los firmantes era muy distinta. No se trataba de un pacto revolucionario, del que estaba muy alejado. Lo que quedaba claro, y debido a la influencia del sector caballerista en el PSOE, era que en caso de victoria electoral de la izquierda, el PSOE no formaría gobierno con los republicanos, como así fue. Y los comunistas tampoco. La visión de un pacto patrocinado por Moscú cae por su propio peso.

Los anarquistas

Otro de los mitos del Frente Popular es la posición de los anarquistas frente al mismo. Siempre se ha establecido que los anarquistas participaron en masa en las elecciones y eso provocó la victoria del Frente Popular. Otro mito similar a que las derechas ganaron en 1933 por la participación de la mujer en las elecciones y la abstención anarquista. Ni lo primero ni lo segundo es cierto.
La CNT y la FAI salieron debilitadas del primer bienio republicano y tras la huelga general de octubre de 1934. La táctica que parte del movimiento libertario adoptó en 1932 sirvió para que en muchos lugares los libertarios fuesen reprimidos. Fue tras el fracaso de la insurrección de diciembre de 1933 cuando la estrategia de los libertarios comenzó a cambiar. En muchos lugares el movimiento libertario buscó la inteligencia con los socialistas. Algo que se llegó a plasmar en algunos lugares como Asturias en octubre de 1934.
Sin embargo, la represión de dicho movimiento volvió a llevar al presidio a multitud de sus integrantes. Esto hizo replantear la estrategia de los anarquistas. En los meses finales de 1935, los libertarios se reafirmaron en su táctica antielectoral y abstencionista. Pero sus periódicos dejaban claro que lo importante no era la participación electoral de los trabajadores, sino la implicación de estos en la lucha contra el capitalismo y por una transformación revolucionaria. Igualmente, cuando se publicó el programa del Frente Popular, fue duramente criticado por los anarquistas al que consideraban insuficiente.
Pero una cosa fue la propaganda que los anarquistas plantearon y otra el comportamiento electoral de sus militantes.
Los periódicos anarquistas dejaban claro que lo importante no era la participación electorial sino la implicación en la lucha contra el capitalismo
Igualmente, hay que hacer una distinción según la zona geográfica. Mientras en Cataluña el movimiento libertario fue muy crítico con las elecciones, en lugares como Asturias o Madrid se rebajó bastante dicha crítica. El Pleno Nacional de enero de 1936, a pesar de reafirmarse en la lucha antipolítica, dejó claro que no se iba a realizar una campaña por la abstención como se había hecho en noviembre de 1933. Incluso declaraciones de dirigentes, como Miguel Abós, hacía un llamamiento a no abstenersepues una victoria de la derecha sería perjudicial para los trabajadores.
Aun así, en ningún momento la CNT hizo campaña o petición de voto público por el Frente Popular. Las páginas de sus diarios hacían constantemente reclamación de la libertad de los presos y del peligro de un posible golpe de Estado. Y eso que desde muchos sectores de la izquierda se reclamaba la participación activa de los libertarios. No fue así, aunque es evidente que muchos de sus integrantes acudieron a las urnas. Fue el caso de Durruti, que en marzo de 1936 dijo en un mitin que gracias a la generosidad de los libertarios se había recuperado el espíritu del 14 de abril. Un síntoma más que evidente de la actitud individual de los anarquistas ante la cita electoral del 16 de febrero de 1936.
Las organizaciones anarquistas nunca pidieron la abstención, aunque muchos de sus integrantes votaron por el Frente.

¿Victoria con trampas?

Otro de los argumentos contra el Frente Popular ha sido que en realidad no ganó la elecciones. Que las izquierdas manipularon para que los resultados le fuesen favorables y perjudicar así a la derecha. Nada más lejos de la realidad.
Aunque hay disparidad de criterios, los resultados electorales arrojaron un corto margen en favor del Frente Popular. Se estima que el Frente Popular obtuvo 4.451.300 sufragios frente a los 4.375.800 de la derecha. El centro político obtuvo 299.700 sufragios y el PNV 150.100. Otros partidos se presentaron, según la zona, dentro de algunas de las coaliciones o en solitario.
La victoria del Frente Popular no se produjo por ninguna artimaña de los triunfantes, si bien no fue una victoria aplastante
Es evidente que el margen fue pequeño, pero lo que favoreció al Frente Popular fue la política electoral de la República. Este sistema beneficiaba a las coaliciones en el reparto de escaños. El mismo sistema de coalición que benefició a la derecha en las elecciones de noviembre de 1933 y perjudicó a la izquierda. La victoria del Frente Popular fue clara pues en ese sentido, si bien la derecha tenía un buen número de votantes. A nivel político, el partido más votado fue el PSOE, seguido de la CEDA de Gil Robles.
La victoria del Frente Popular no se produjo por ninguna artimaña de los triunfantes, si bien no fue una victoria aplastante. Tampoco se puede establecer un paralelismo entre las zonas donde triunfaron la izquierda o la derecha con lo que después fueron las zonas en la que quedó partida España con el golpe de Estado. En esta afirmación no se tiene en cuenta a los anarquistas. En zonas como Sevilla o Cádiz, donde tenían mucha influencia, la abstención también fue muy alta, y fueron zonas que estuvieron bajo control sublevado prácticamente desde el inicio de la Guerra Civil.

¿Un gobierno radical y comunista?

El Frente Popular y el Gobierno que generó su victoria estuvo lejos de ser un gobierno radical y mucho menos comunista. Una vez que se produjo la victoria, el Gobierno estuvo conformado sólo y exclusivamente por integrantes republicanos, encabezados por Manuel Azaña. Cuando este fue elegido presidente de la República, la presidencia del gobierno pasó a Santiago Casares Quiroga. En ningún momento los socialistas formaron parte del gabinete. Solo con el estallido de la Guerra Civil se llegó a esa circunstancia.
El Gobierno del Frente Popular se limitó a liberar a los presos, tal como había prometido en la campaña, a restituir el Gobierno de la Generalitat y de los ayuntamientos intervenidos por gestoras tras el levantamiento de octubre de 1934, y a aplicar las medidas reformistas que no se habían aplicado durante el primer bienio. Cierto fue que la presión y poder del movimiento obrero fue mayor y la aplicación de la reforma agraria se comenzó a acelerar con la ocupación de fincas. Una tarea pendiente de la izquierda y de la República.
El Gobierno estuvo conformado sólo y exclusivamente por integrantes republicanos, encabezados por Manuel Azaña
Pero en el periodo que media entre febrero y julio de 1936, ni socialistas, ni comunistas ni mucho menos anarquistas participaron en la formación de Gobierno. Incluso fueron críticos con el Gobierno al que reclamaban más medidas de mejora para la clase obrera, lo que originó una serie de huelgas.
Aún así estos movimientos no fueron mayores que en otros momentos de la República. Cuestión que también se ha sobredimensionado para presentar un periodo de caos y violencia entre febrero y julio de 1936. La inestabilidad existió, pero los choques entre las fuerzas de orden público, partidas de escuadristas y trabajadores, acabaron con un saldo de muertes mayor entre los trabajadores, tal como ha demostrado el profesor Eduardo González Calleja.


http://blogs.elpais.com/historias/2016/02/el-frente-popular-ochenta.html

80 años del Frente Popular: lecciones para la España de hoy

Por:  16 de febrero de 2016
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El presidente de la República, Manuel Azaña, en un mitin en la plaza de toros de Bilbao (autor desconocido).
Se cumplen hoy martes, 16 de febrero, 80 años de las elecciones en las que triunfó la coalición del Frente Popular, las últimas de la Segunda República antes del golpe de Estado que abrió paso a la Guerra Civil, las segundas en las que votaban las mujeres en la historia de España. Los españoles no volverían a tener unas elecciones democráticas hasta junio de 1977, 41 años después.
El 7 de enero de 1936, ante la profunda crisis gubernamental de la coalición entre la CEDA y el Partido Radical, Niceto Alcalá Zamora, presidente de la Republica, firmó el decreto de disolución de las Cortes y encargó a Manuel  Portela Valladares la tarea de organizar nuevas elecciones. Ya no había posibilidades de formar más gobiernos efímeros de derechas. Unas nuevas elecciones decidirían el rumbo de la República.
En los meses anteriores, Manuel Azaña e Indalecio Prieto habían mantenido correspondencia sobre la necesidad de construir una coalición reformista similar a la que había gobernado los dos primeros años de la República. Francisco Largo Caballero, desde la dirección de la UGT, se opuso a ese acuerdo, aunque ante la convocatoria de elecciones accedió a incorporarse, con la condición de que, después de las elecciones, si la coalición ganaba, debían gobernar sólo los republicanos y además el PCE debía entrar en esa coalición electoral.
Los comunistas la bautizaron Frente Popular, nombre que nunca aceptó Manuel Azaña, y el pacto oficial de creación se anunció el 15 de enero, con la firma de los dirigentes de los partidos republicanos de izquierda, Azaña, de IR, y Martínez Barrio, de UR; del movimiento socialista, que incluía al PSOE, a la UGT y a las Juventudes Socialistas; del PCE; del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), una organización nueva, creada en septiembre de 1935, resultado de la fusión del Bloc Obrero y Camperol, de Joaquín Maurín, y de Izquierda Comunista, de Andreu Nin; y del Partido Sindicalista, creado por Ángel Pestaña tras su salida, expulsado, de la CNT.
La derecha no fue esta vez tan unida como en 1933, y la CEDA, dependiendo de las provincias, estableció acuerdos electorales con republicanos conservadores, radicales o con fuerzas monárquicas y fascistas. En Cataluña, la CEDA, la Lliga, los radicales y los tradicionalistas formaron un amplio Front Català de l´Ordre. Los radicales, desacreditados y hundidos tras los escándalos por corrupción, tuvieron que presentar sus candidaturas al margen de las dos alianzas principales.
La izquierda publicó un manifiesto con la petición de “amplia amnistía” y readmisión de los despedidos como ejes comunes. La CEDA centró su campaña "¡Contra la revolución y sus cómplices!", con una visión catastrofista de lo que había significado hasta entonces la República. Para la izquierda, quedaban atrás dos años de destrucción de las reformas republicanas, el "bienio negro". La CEDA, que no había podido cumplir su objetivo de rectificar a fondo el rumbo reformista, prometió la revisión total de la Constitución. La extrema derecha, con Calvo Sotelo a la cabeza, consideraba ya acabada a la República y presentaba, sin ambigüedades, su Estado autoritario y corporativo. La fecha de las elecciones para decidir todo eso, un nuevo rumbo para la República o su muerte definitiva, era el domingo 16 de febrero de 1936.
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El poeta Rafael Alberti pronuncia un discurso tras la victoria del Frente Popular. / EFE (reproducida del libro 'Retrato de Rafael Alberti', de María Asunción Mateo.


La coalición del Frente Popular salió victoriosa de las urnas, y eso significó para muchos el segundo acto de una obra iniciada en abril de 1931 e interrumpida en el verano de 1933. Una segunda oportunidad, efectivamente, para Manuel Azaña, de nuevo en el poder y con las multitudes en las calles; para los socialistas, que volvían a poseer una notable influencia en los poderes locales; y para los anarcosindicalistas, que podían recuperar su capacidad de agitación y algunos de los apoyos sociales perdidos.
Pero por mucho que retornaran sus protagonistas, el ambiente tras ese triunfo político de la izquierda en poco o nada se asemejaba al de aquella primavera de 1931 que había inaugurado la República. El Partido Radical, el más histórico de los partidos republicanos, fundador de la República y partido gobernante desde septiembre de 1933 hasta diciembre de 1935, se hundió en las elecciones. La gente de orden se sintió amenazada por el nuevo empuje de las organizaciones sindicales y de los conflictos sociales. La derecha no republicana, derrotada en las urnas, ya sólo pensaba en una solución de fuerza contra el Gobierno y la República. Un sector importante del Ejército conspiró y no paró hasta derribarlos.
El 72% de la población española, hombres y mujeres, votó en febrero de 1936, la participación más alta de las tres elecciones generales que tuvieron lugar durante la Segunda República. Como demostró hace años Javier Tusell, fueron también unas elecciones limpias, en un país con instituciones democráticas y con muchos sectores de la población que consideraban ese acto electoral decisivo para el futuro. Por eso la campaña electoral fue tan intensa, agitada. El Frente Popular planteó un programa moderado, que atrajo a muchos antiguos votantes del Partido Radical, con la amnistía y la vuelta a las reformas, a las soluciones políticas, como puntos básicos. La derecha no republicana, que derrochó medios y toneladas de papel, recordó los horrores de la revolución de Asturias e insistió en que era una batalla "¡Por Dios y por España!", entre la "España católica... y la revolución espantosa, bárbara, atroz". La ultraderecha, monárquica y fascista, apelaba ya la lucha armada y a la salida dictatorial.
Al margen de esa agresividad verbal, hubo pocos incidentes durante la campaña electoral. Ganó por pocos votos el Frente Popular, aunque el sistema mayoritario establecido por la ley electoral le dio una holgada mayoría en las Cortes. Los partidos más votados fueron la CEDA y el PSOE, seguido muy de cerca por Izquierda Republicana, mientras que el Partido Radical, que presentó casi todos sus candidatos al margen de las coaliciones principales, quedó reducido, tras la revisión de actas, a cuatro diputados, 99 menos que en 1933. Alejandro Lerroux ni siquiera salió elegido en la lista del Front Català d´Ordre.
El Frente Popular obtuvo 263 escaños, la derecha 156 y los diferentes partidos del centro 54. El electorado votó sobre todo a socialistas, republicanos de izquierda y católicos. En el Frente Popular, los primeros puestos en las candidaturas los ocuparon casi siempre los republicanos del partido de Azaña, y en la derecha fueron a parar a la CEDA, lo cual no confirma, frente a lo que se ha dicho en ocasiones, el triunfo de los extremos. Los candidatos comunistas siempre estuvieron en el último lugar de las listas del Frente Popular y los 17 diputados obtenidos, después de conseguir sólo uno en 1933, fueron el fruto de haber logrado incorporarse a esa coalición y no el resultado de su fuerza real. La Falange sumó únicamente 46.466 votos, el 0,5% del total. Había 33 partidos representados en las Cortes, de los que sólo 11 consiguieron más de 10 diputados. Un parlamento muy fragmentado, más que polarizado, en el que además el partido que había presidido los gobiernos en los dos años anteriores se convirtió en un mero espectador.
Portela, antes las presiones de unos y de otros para que declarara el estado de guerra y anulara los resultados de las elecciones, asustado por los rumores de golpe militar y por los disturbios provocados en varias ciudades para liberar a los presos políticos, dimitió el 19 de febrero. Niceto Alcalá Zamora, presidente de la República, llamó a Manuel Azaña para encargarle la formación del Gobierno.
En el Gobierno sólo había republicanos, tal y como había pactado Azaña con los socialistas antes de las elecciones, sobre todo porque los socialistas rechazaron la posibilidad de volver a formar un gobierno de coalición con los republicanos. Nueve ministros eran de Izquierda Republicana, tres de Unión Republicana y había también un independiente, el general Carlos Masquelet, antiguo asesor de Azaña en los primeros años de la República, a quien ahora nombre ministro de la Guerra. Era un Gobierno moderado, mal llamado de Frente Popular, formado por catedráticos y abogados en su mayoría. En las primeras declaraciones, Azaña pidió unión bajo una misma bandera "en la que caben los republicanos y no republicanos, y todo el que siente amor a la patria, la disciplina y el respeto a la autoridad constituida".
Pero la amenaza al orden social y la subversión de las relaciones de clase se percibían con mayor intensidad en 1936 que en los primeros años de la República. La estabilidad política del régimen corría también más peligro. El lenguaje de clase, con su retórica sobre las divisiones sociales y sus incitaciones a atacar al contrario, había impregnado gradualmente la atmósfera española desde que el proyecto reformista de los primeros gobiernos republicanos chocó con obstáculos insalvables. La violencia, además, hizo acto de presencia con algunos atentados contra personajes conocidos y los choques directos armados entre grupos políticos de la izquierda y de la derecha plasmaban en la práctica, con resultados sangrientos en ocasiones, los excesos retóricos y la agresividad verbal de algunos dirigentes. Y por si eso no bastara, los dos partidos con más presencia en las Cortes, el PSOE y la CEDA, tampoco contribuyeron durante esos meses a la estabilidad política de la democracia y de la República.
La política y la sociedad españolas mostraban signos inequívocos de crisis, lo cual no significaba necesariamente que la única salida fuera una guerra civil. Pero la hubo y comenzó porque una sublevación militar debilitó y socavó la capacidad del Estado y del Gobierno republicano para mantener el orden. En febrero de 1936 hubo elecciones libres y democráticas; en julio de 1936, un golpe de Estado. La historia se aceleró en aquellos cinco meses.
Julián Casanova es autor de República y guerra civil (Crítica/Marcial Pons).


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Elecciones 16 de febrero de 1936.
Las principales formaciones se repartieron los escaños de la siguiente manera:
Formaciones Centro-Izquierda:
PSOE - 88
Izquierda Republicana - 79
Unión Republicana - 34
Esquerra Catalana - 22
Partido Comunista - 14
Acció Catalana - 5
ORGA (Nacionalistas gallegos) - 3
Resto de partidos - 18
Formaciones Centro-Derecha;
CEDA - 101
Partido del Centro - 21
Comunión Tradicionalista - 15
Renovación Española - 13
Lliga Regionalista - 12
Partido Agrario - 11
Partido Radical - 9
Resto de Partidos - 28
Fotografía: Colas para votar el 16 de febrero de 1936 (Observese el cartel de la fachada "Se alquila por huecos")
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El día de las elecciones ha sido en Madrid el más tranquilo del año. Una crónica de Josefina Carabias:
"Un poco más allá, un correcto caballero me saludó cortésmente:
—Señorita, ¿tendría usted la amabilidad de votar a las derechas? Ande, no sea tonta. Dios y el jefe se lo pagarán.
Hasta los fascistas, que el sábado parecía que se iban a comer a la gente cruda, se producían versallescamente a la puerta de los colegios. Uno de ellos me dijo:
—¿Sería usted tan gentil que aceptase una papeletíta de Falange?"
Leer más:



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El 16 de febrero de 1936 ganó las elecciones el Frente Popular. Se cumplen ochenta años. 

El presidente de la república Alcalá Zamora encargó a Manuel Azaña formar gobierno y éste nombró al catedrático de Derecho de la universidad de Murcia y diputado por Bilbao, Mariano Ruiz-Funes, ministro de Agricultura. Ya antes había sido diputado por Murcia en 1931 y formado parte de la comisión parlamentaria que redactó la Constitución republicana. Dentro del marco de la protección del Estado a la maternidad y a la infancia del art.43, Ruiz Funes introduce la "maternidad consciente". En las 'Primeras Jornadas Eugénicas Españolas' celebradas en Madrid en 1933 el catedrático defiende la ponencia "La nueva política y la maternidad consciente" (ver enlace adjunto). Esta consistía en que todas las mujeres pudieran hacer uso de su voluntad 'autónoma y lúcida' para decidir convertirse en madres.La maternidad consciente llegó a ser una norma de conducta estrictamente necesaria para el control de la natalidad incluso en las clases populares. Más adelante, la organización anarquista Mujeres Libres siguiendo esta estela y presente la guerra contra el golpe de estado fascista, abogó por la maternidad consciente, la educación sexual y la libertad de abortar. Entre sus objetivos figuraba la lucha contra la triple explotación de la mujer, esclavitud de la ignorancia, de mujer y de productora. En 1937 en la Maternidad de Les Corts de Barcelona, la Generalitat puso en marcha la primera "escuela de maternidad consciente".

Ruiz-Funes es una de las luces más brillantes de la República española. Impulsó la reforma agraria mediante la aceleración en el ritmo de distribución de tierra a los campesinos no propietarios y la legalización de las 232.000 hectáreas de tierra ocupadas por los campesinos de febrero a junio de 1936 con decretos de expropiación. El ministro destacaba la importancia de la reforma agraria para la estabilidad del régimen republicano, porque implicaba la erradicación de las desigualdades sociales. "La definitiva consolidación de una República democrática es la obra fundamental de la reforma agraria".

Fue depurado de su cátedra el 21 de febrero de 1939. Llegó exiliado a México en 1940 y allí murió el 1 de julio de 1953.
http://sicalipsis.humnet.ucla.edu/…/9f6acdf0244ccc003ba3485…
http://portal.uc3m.es/…/diccionariodec…/lcatedraticos/rfunes