dijous, 7 d’abril del 2016

Carmena, ante los cronistas de la villa: «No quiero que la memoria histórica sea revanchista»


http://www.abc.es/espana/madrid/abci-carmena-ante-cronistas-villa-no-quiero-memoria-historica-revanchista-201604052230_noticia.html


Pide ayuda para los homenajes a Galdós, Carlos III y los 400 años de la Plaza Mayor

Manuela Carmena, junto a los cronistas oficiales de la villa - ABC
Casi diez meses después de convertirse en alcaldesa, Manuela Carmena se reunía ayer con el cuerpo de cronistas de la villa. Los diez asistentes ocupamos la mesa del Palacio de Cibeles en la que se reúnen semanalmente los concejales de su equipo de Ahora Madrid. Daba vértigo escuchar el sonido de los ecos de uno de los gobiernos municipales más variopintos de la historia de la capital.
Era casi imposible no imaginarse a Rita Maestre, sentada allí comentando su condena por asaltar una capilla de la Complutense o a Celia Mayer, el día después de que unos titiriteros que ella contrató ofendieran a las víctimas del terrorismo. O a Zapata, en los pocos días que ocupó uno de esos asientos antes de ser desterrado a la periferia madrileña por hacer gracias de lo que no tiene ni pizca. Eso sí, la bonhomía de la regidora hace olvidar afortunadamente la biografía de los enviados de Pablo Iglesias a conquistar el cielo velazqueño de Madrid. Ayer tan solo acudió a la cita con Carmen Román, «gerenta» —la presentó— de la ciudad.
Amable, interesada, Carmena escuchó atenta qué le tenían que decir unos señores y señoras de los que había oído hablar (poco, si los encargados de pasar el testigo han sido sus predecesores del PP que tan escaso aprecio mostraron por este Cuerpo) y de los que ella también había hablado; hasta los citó como posibles encargados de asesorar sobre la aplicación de la Ley de Memoria Histórica.

Sauquillo y cinco más

Sin embargo, ayer disipó todas las dudas. No va a contar con su asesoramiento toda vez que la materialización de este controvertido proyecto de 2011 ha recaído sobre Francisca Sauquillo y cinco expertos más, que están siendo seleccionados. Como los primeros pasos «madrileños» de esa ley fueron abracadabrantes —cómo olvidar la retirada del cementerio de Carabanchel de la placa de unos beatos fusilados durante la guerra civil— lo mejor ha sido parar para pensar. Carmena, sepultada por los dislates de su equipo, quiso ayer ante los cronistas pronunciar palabras de alcaldesa: «No quiero que la memoria histórica en Madrid sea revanchista ni haga enjuiciamientos que la historia ha dejado en la historia». Y esto no es una ocurrencia, pareció remachar.
No hay por qué tomar su palabra en vano. Todavía recuerda cómo «se rieron de mí» cuando dije que las servilletas de los bares de Madrid podrían llevar imágenes de la ciudad. Ayer contaba con orgullo que en la Cava Baja ya hay un hostelero que pone manteles de papel que plasman mosaicos de la entrada de su calle «y la gente se los quiere llevar». Como la gran memoria se le atragantó, la alcaldesa dijo estar centrada ahora en una más abarcable: el Plan de Memoria de Madrid. Pidió ayuda a los cronistas para el cuarto centenario de la Plaza Mayor; para los homenajes a Pérez Galdós; para el tercer centenario del mejor alcalde de Madrid que nunca lo fue, Carlos III; o para la recuperación de las colonias obreras de Concepción Arenal. Hasta contó que «entro en internet» para conocer más sobre «La voz de la caridad».
Venía Carmena de un acto en La Ventilla. Allí, como en Tetuán, los traperos depositaban sus basuras hace más de un siglo. Por eso, confesó: «He aprovechado para ver cómo va lo de la basura. Y va bien».