dimarts, 19 d’abril del 2016

Sima de Jinámar, en Gran Canaria, donde fueron arrojados varias decenas de prisioneros en 1936-37


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Esto no lo había comentado. Visitamos la Sima de Jinámar, en Gran Canaria, un embudo volcánico de más de 77 metros de profundidad, una cosa tremenda. El motivo es la tremenda historia que allí se esconde. A la sima fueron arrojados varias decenas de prisioneros en 1936-37. Fuí hasta allí con dos formidables compañeros. Max Paiser y Jesus Cantero Sarmiento, dos veteranos comunistas, de los años de la resistencia antifranquista. Jesús, que a sus más de 70 años es todo un deportista, es espeleológo y un gran conocedor de todo lo sucedido. En 1935 un grupo de espeleólogos republicanos bajó a la sima por primera vez y documentó la situación del fondo; hallaron el fondo volcánico, algunos sedimentos y algunos huesos de animales. En 1967, Jesús Cantero bajó junto a otros tres compañeros; hallaron decenas de cuerpos, y localizaron varios cráneos perforados por balas. Entre el 67 y el 75, Jesús bajó 17 veces. La noticia de aquel horror se extendió; era algo de lo que se hablaba en voz baja desde los años de la guerra, pero la actuación de Jesús logró demostrar que aquellos crímenes habían ocurrido realmente. Desde entonces se ha escrito mucho, ha habido numerosas expediciones al interior y los restos han sido destruidos o trasladados. Permanecen algunos cuerpos y cráneos en un museo y colecciones privadas. Hubo una acción judicial en 2009 pero fue para que se retiraran los cuerpos, sin mayor investigación de los crímenes. Quiero expresar mi admiración a Max Paiser y a Jesús Cantero Sarmiento, por su valor, por su trayectoria de lucha y compromiso, por su sencillez y modestia, por que los que luchan siempre y nada piden son los imprescindibles —como escribiera B. Brecht—.