divendres, 1 de juliol del 2016

Imputado el médico clave en la supuesta trama de robo de bebés. Comunicado de CeAqua.



http://www.ceaqua.org/imputado-el-medico-clave-en-la-supuesta-trama-de-robo-de-bebes/


Imputado el médico clave en la supuesta trama de robo  de bebés
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El País /Natalia Junquera 24/05/2013

Otras madres y posibles niños robados habían pedido su imputación. El nombre del doctor Eduardo Vela, exdirector de la clínica madrileña San Ramón, era el más repetido en los relatos de esas mujeres a las que, desde hace años, asalta una duda insoportable: mi hijo murió o me lo robaron, y también entre los hombres y mujeres que fueron adoptados y ahora temen haber sido robados a sus padres biológicos. Finalmente, una de ellas, Inés Madrigal, recogida en esa clínica en 1969, lo ha conseguido. Pero para ello ha tenido que denunciar a su madre adoptiva, Inés Pérez, de 90 años, cuyo testimonio ha sido crucial.

El doctor Eduardo Vela, de 79 años, tendrá que comparecer el próximo 18 de junio como imputado ante la titular del juzgado número 46 de Madrid, tal y como adelantó ayer EL PAÍS. Vela era la mano derecha de sor María Gómez Valbuena, también imputada en dos casos de niños robados y fallecida el pasado enero.

“Hoy es un día muy importante. Para mí y para todos los niños de San Ramón y todas esas madres que, cuando se despertaron de la anestesia, oyeron al doctor Vela decir: ‘Duérmela otra vez”, declaraba ayer Madrigal. “Y esto ha sido posible gracias a mi madre [adoptiva], que ha sido muy valiente y ha contado la verdad” .

Lo que Inés Pérez contó a la justicia es que un día la llamaron de la clínica San Ramón y le dijeron que se pasara al día siguiente porque tenían una sorpresa para ella. “Al llegar allí, el doctor Vela me dijo: ‘Mira qué regalo. Tengo una niña para ti”. Un amigo de Vela, Félix Sánchez, sacerdote, le dijo que el bebé era de una casada que se había quedado embarazada mientras su marido estaba fuera de la ciudad por trabajo.

Pérez trabajaba entonces de voluntaria en un convento donde “madres viudas o solteras” dejaban a sus bebés internos mientras no podían cuidarlos. Pérez acogió temporalmente en su casa a dos de ellos mientras esperaba que alguna de aquellas madres en apuros renunciara a su hijo para poder adoptarlo, ya que ella y su marido no podían tenerlos. De hecho, esperaba a una en concreto.

“Había una chica joven, soltera y embarazada, que los padres no querían que se quedara con el niño. Ella sí quería tenerlo, pero la amenazaron con desheredarla”, recuerda Pérez que le contaron. Mientras esperaba por aquella niña, según manifestó al juez, el doctor Vela le enseñó “a fingir” un embarazo. “Me decía que no fuera a la peluquería, que no me pintara, que delante de la gente hiciera como que tenía ganas de vomitar y que me pusiera cojines para simular la barriga…”, relata. Pero el caso de la chica joven se estancaba porque ella se resistía a deshacerse de su bebé. Y entonces Pérez recibió la llamada de la clínica San Ramón.

El bebé que le dieron, y al que puso Inés, como ella, era prematuro. “El doctor Vela me dijo que tenía que ponerle bolsas de agua caliente en el carrito e insistió mucho en que si se ponía mala no fuera a ningún hospital, que le llamara a él directamente”, recuerda Pérez. “A mí no me llamó la atención porque pensé que era porque se trataba de un embarazo fuera del matrimonio”. “El doctor Vela escribió muchos papeles, que luego le dio a mi marido. De la clínica salimos directos al registro. Y después fuimos a una tienda a comprar el carrito, la ropita… porque yo no tenía nada, claro, había sido una sorpresa. Así se lo expliqué todo al juez, que me dijo: ‘Sí, si usted tiene todos los papeles en regla. Pero a su hija no la ha parido”.

Su hija se arriesgó a que imputaran a su madre [adoptiva] confiando en que por su avanzada edad, no tendría consecuencias. Ahora siente la imputación de Vela como un triunfo, suyo, y de muchas otras madres e hijos que lo intentaron antes. Pero teme que el médico “haga como sor María y se niegue a declarar”.

El lunes también declararán como imputados, en otro juzgado y por el presunto robo de dos gemelas nacidas el 23 de febrero de 1981, otros tres médicos. Se trata del exdirector de la clínica Santa Cristina de Madrid, José Zamarriego, y los jefes del Departamento de Neonatología, Ignacio Villa Elizaga y Ceferino de la Calle Contreras. En este caso, el de las hijas de Purificación Betegón, también estuvo imputada sor María Gómez Valbuena. La monja, de 87 años, falleció cuatro días después de su citación a declarar.



LA MANO DERECHA DE SOR MARÍA

N.J.

El ginecólogo Eduardo Vela Vela fue el director de la clínica San Ramón de Madrid, una auténtica fábrica de bebés. Cuando en 1981, la Brigada Judicial de Madrid detuvo a cinco mujeres y un hombre por su presunta implicación en un delito de tráfico de recién nacidos, la investigación apuntó a su clínica, situada en el Paseo de La Habana de Madrid. Eduardo Vela llegó a ser interrogado, pero no puesto a disposición del juez que llevaba el caso.

Los policías le preguntaron por el inusual número de “madres desconocidas”, que daban a luz en aquel hospital, tal y como figuraban registradas. El doctor Vela contestó en aquella ocasión que aquellas madres querían desprenderse de sus hijos y que él las inscribía como desconocidas para proteger su identidad.

Así se lo repitió casi 30 años más tarde, cuando se destapó el escándalo de los bebés robados, a los hombres y mujeres adoptados en su clínica que desfilaron por su consulta de ginecología para preguntarle por su origen. A todos los desanimó. Les dijo que había quemado sus archivos “por seguridad”. Cuando este diario le preguntó por ese registro, aseguró tajante: “Eso es mentira”.

Ante la policía, en 1981, Vela había asegurado que la clínica tenía un libro en el que hacía constar el nombre de la madre biológica y el de los padres adoptantes. Cuando los agentes le requirieron el libro, Eduardo Vela se negó alegando motivos “deontológicos”

La clínica San Ramón fue finalmente clausurada, pero Vela siguió ejerciendo como ginecólogo. La fiscalía de Madrid lo citó para interrogarlo en julio de 2011 ante la multitud de denuncias por robo de bebés que había recibido y que apuntaban su nombre. Pero Vela se limitó a decir que él no había robado ningún niño y que no recordaba ninguno de los casos de los que le hablaban porque había pasado mucho tiempo. A diferencia de sor María Gómez Valbuena, su mano derecha en la clínica San Ramón, el doctor Vela no fue imputado a raíz de aquella declaración.

El próximo 18 de junio está citado a declarar como imputado por el caso de Inés Madrigal, adoptada en 1969. Pero son muchos más hombres y mujeres de diferentes provincias —muchos de los niños de San Ramón fueron a parar a la Comunidad Valenciana— los que estarán pendientes de si esta vez el veterano doctor aporta información o mantiene su guión.


Comunicado de CeAqua ante la imputación del ginecólogo Eduardo Vela


CeAqua
COMUNICADO DE PRENSA



Las asociaciones de víctimas por el robo de bebés, y demás colectivos de CEAQUA, celebran la acusación del ginecólogo Eduardo Vela por presuntos delitos relacionados con el robo de una bebé.

El miércoles 29 de junio, se hizo público que la titular del Juzgado de Instrucción número 46 de Madrid había dictado un auto de apertura de juicio oral contra el ginecólogo Eduardo Vela por los presuntos delitos de detención ilegal, suposición de parto y falsedad documental. Se le acusa de una supuesta implicación en el robo de Inés Madrigal en 1969 en la clínica San Ramón. Inés Madrigal es presidenta de la asociación Bebés Robados Región de Murcia, entidad perteneciente a la CeAqua junto con otras nueve asociaciones de víctimas por el robo de bebés.
El ginecólogo había sido imputado en 2013 y negó todo conocimiento de los hechos aunque su firma aparecía en varios documentos y la propia madre adoptiva de Inés Madrigal, Inés Pérez, le reconoció como el médico que le había entregado a la bebé como un regalo. El ahora acusado aconsejó a la madre adoptiva en 1969 que fingiera el embarazo poniéndose cojines en el vientre y presuntamente le indicó que inscribiera a la niña como hija biológica, algo que las pruebas de ADN han desmentido: Inés Pérez e Inés Madrigal no tienen ninguna relación genética.
Inés Pérez, la madre adoptiva, es una mujer de 93 años llena de valentía que para ayudar a su hija adoptiva a averiguar su verdadera identidad no dudó en pedirle que, además de denunciar al doctor Vela, también la denunciara a ella para poder participar oficialmente de todo el proceso. Su testimonio ha sido crucial para llegar a la acusación que hoy pesa sobre el ginecólogo. Como tantas otras madres adoptivas, Inés Pérez nunca pensó que la niña que le fue entregada era mercancía robada. Desde la CeAqua esperamos que la Justicia española sepa valorar positivamente su colaboración y que sea un ejemplo para otras madres adoptivas en ayudar a sus hijos a encontrar sus orígenes.
Para todo el colectivo de víctimas de este delito es una magnífica noticia que por fin la justicia española haya acusado a un presunto implicado en el robo de bebés y que se enfrente a un juicio. Sin embargo, no debemos olvidar que los supuestos delitos de los que se le acusa están muy por debajo de su verdadera naturaleza, que no es otra que la de Lesa Humanidad. Así lo considera la jueza María Servini de Cubría, titular del Juzgado que instruye la causa penal conocida como Querella argentina contra los crímenes del franquismo, que en el Auto de 30 octubre de 2014 imputó al ginecólogo Abelardo García Balaguer por su presunta implicación en el robo de un bebé en 1967.

Es penoso que la justicia española no tenga la misma consideración y no tipifique estos delitos como crímenes contra la humanidad, ni colabore con la justicia argentina, ignorando el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, tal y como repetidas veces ha exigido al Estado español el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Desde la CeAqua, felicitamos a nuestra compañera Inés Madrigal y seguimos luchando para que las víctimas, cualquiera que sea el sitio donde hayan formulado sus demandas, obtengan su derecho a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición.

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