dijous, 24 de novembre del 2016

Muere el poeta Marcos Ana a los 96 años


http://www.eldiario.es/cultura/Muere-Marcos-Ana-comunista-franquistas_0_583741859.html









Muere Marcos Ana, poeta comunista y el preso que más tiempo pasó en las cárceles franquistas

Fue encarcelado en 1939 y condenado a muerte cuando solo tenía 18 años
Pasó 23 años en prisión, donde empezó a escribir sus poemas



Marcos Ana, poeta y comunista convencido, ha fallecido a los 96 años en Madrid. Fue el preso que pasó más tiempo en una cárcel franquista. Sufrió torturas en prisión, donde estuvo recluido durante 23 años, desde que tenía solo 18 hasta que, gracias a la entonces recién fundada Amnistía Internacional, fue liberado a los 41. Pero todavía tuvo tiempo para seguir luchando por sus ideas. 
Su nombre real era Fernando Macarro. Nacido en Salamanca en 1921, se alistó en el bando republicano cuando estalló la Guerra Civil, después de tener que recoger el cadáver de su padre de entre los escombros de una casa destruida por la contienda. Durante la batalla se afilió al Partido Comunista. En 1939 fue detenido en Alicante por el bando franquista y condenado a muerte acusado del asesinato de tres personas.
Pasó por varias cárceles y compartió cautiverio con escritores como Antonio Buero Vallejo. Comenzó a aficionarse a la lectura con algunos libros que circulaban por el penal, clásicos españoles autorizados como Quevedo o Lope de Vega. Pero también logró hacerse con los versos prohibidos de Miguel Hernández, poeta encarcelado por el franquismo y que acabaría muriendo en prisión, o Federico García Lorca, fusilado por el bando golpista.
Tras años de cautiverio, comienza escribir. A los 33 años redactó su primer poema y adoptó como seudónimo los nombres de sus padres, Marcos y Ana. Sus versos logran traspasar, escondidos, los barrotes de la cárcel y se convierten en un símbolo de la lucha contra la dictadura. 
Uno de ellos, titulado Decidme cómo es un árbol, dio nombre a sus memorias, cuyos derechos adquirió Pedro Almodóvar. El poema habla de la soledad, de la vida en prisión, del aislamiento, de la represión. De cómo, tras tanto tiempo entre rejas, había olvidado la vida.
Decidme cómo es un árbol,
contadme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros,
habladme del mar,
habladme del olor ancho del campo
de las estrellas, del aire.
Recitadme un horizonte sin cerradura
y sin llave como la choza de un pobre,
decidme cómo es el beso de una mujer,
dadme el nombre del amor
no lo recuerdo.
¿Aún las noches se perfuman de enamorados
tiemblos de pasión bajo la luna
o solo queda esta fosa,
la luz de una cerradura
y la canción de mi rosa?
22 años, ya olvidé
la dimensión de las cosas,
su olor, su aroma,
escribo a tientas el mar,
el campo, el bosque, digo bosque
y he perdido la geometría del árbol.
Hablo por hablar asuntos
que los años me olvidaron.
No puedo seguir:
escucho los pasos del funcionario.
Una campaña de Amnistía por su liberación consiguió que el régimen firmara un decreto para excarcelar a aquellos presos que llevaran más de 20 años ininterrumpidos en prisión: solo él cumplía estos requisitos. Abandonó su celda en el penal de Burgos en 1962. "Nacer a los 41 es algo muy serio", contaba. Y desde entonces no dejó de luchar por la libertad.
En octubre de 2015, eldiario.es entrevistó al poeta y militante comunista, en una conversación en la que analizaba la situación de la izquierda y reflexionaba sobre la vida, la poesía, el amor y el activismo: "Nunca he querido venganza. La única venganza que quiero es que triunfen nuestras ideas".

Poemas para recordar la lucha de Marcos Ana

Poemas para recordar la lucha de Marcos Ana

El poeta, que pasó 23 años encarcelado por el franquismo, ha fallecido a los 96 años.


Sus versos reflejan sus años de cautiverio y los ideales por los que luchó durante toda su vida



Marcos Ana, hospitalizado grave en el hospital Gregorio Marañón de Madrid
El poeta y preso del franquismo Marcos Ana. EFE

Marcos Ana se aficionó a las letras entre rejas. A fuerza de soledad. Superviviente del franquismo, fue el preso político que más tiempo pasó encarcelado por el régimen. 23 años en los que le dio tiempo a leer los libros permitidos en prisión, a conseguir algunos de poetas prohibidos por Franco y a escribir sus propios versos cargados de mensaje.
Autor de varios poemarios y de su autobiografía Decidme cómo es un árbol (2007), Marcos Ana fue propuesto para el premio Príncipe de Asturias por el escritor y premio Nobel José Saramago. Fue galardonado con la Medalla de Oro al Mérito del Trabajo en 2009 y la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (2011).
Estos son algunos de sus poemas, recopilados en la Biblioteca Virtual de las Juventudes Comunistas, que reflejan sus años de cautiverio y los ideales por los que siguió luchando ya en libertad.

Decidme cómo es un árbol

Decidme cómo es un árbol,
contadme el canto de un río
cuando se cubre de pájaros,
habladme del mar,
habladme del olor ancho del campo
de las estrellas, del aire.
Recitadme un horizonte sin cerradura
y sin llave como la choza de un pobre,
decidme cómo es el beso de una mujer,
dadme el nombre del amor
no lo recuerdo.
¿Aún las noches se perfuman de enamorados
tiemblos de pasión bajo la luna
o solo queda esta fosa,
la luz de una cerradura
y la canción de mi rosa?
22 años, ya olvidé
la dimensión de las cosas,
su olor, su aroma,
escribo a tientas el mar,
el campo, el bosque, digo bosque
y he perdido la geometría del árbol.
Hablo por hablar asuntos
que los años me olvidaron.
No puedo seguir:
escucho los pasos del funcionario.

Mi corazón es patio

La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño.
Soñé que el mundo era
un redondo espectáculo
envuelto por el cielo,
con ciudades y campos
en paz, con trigo y besos,
con ríos, montes y anchos
mares donde navegan
corazones y barcos.
Pero el mundo es un patio
(Un patio donde giran
los hombres sin espacio)
A veces, cuando subo
a mi ventana, palpo
con mis ojos la vida
de luz que voy soñando.
y entonces, digo: “El mundo
es algo más que el patio
y estas losas terribles
donde me voy gastando”.
Y oigo colinas libres,
voces entre los álamos,
la charla azul del río
que ciñe mi cadalso.
“Es la vida”, me dicen
los aromas, el canto
rojo de los jilgueros,
la música en el vaso
blanco y azul del día,
la risa de un muchacho…
Pero soñar es despierto
(mi reja es el costado
de un sueño
que da al campo)
Amanezco, y ya todo
-fuera del sueño- es patio:
un patio donde giran
los hombres sin espacio.
¡Hace ya tantos siglos
que nací emparedado,
que me olvidé del mundo,
de cómo canta el árbol,
de la pasión que enciende
el amor en los labios,
de si hay puertas sin llaves
y otras manos sin clavos!
Yo ya creo que todo
-fuera del sueño- es patio.
(Un patio bajo un cielo
de fosa, desgarrado,
que acuchillan y acotan
muros y pararrayos).
Ya ni el sueño me lleva
hacia mis libres años.
Ya todo, todo, todo,
-hasta en el sueño- es patio.
Un patio donde gira
mi corazón, clavado;
mi corazón, desnudo;
mi corazón, clamando;
mi corazón, que tiene
la forma gris de un patio.
(Un patio donde giran
los hombres sin descanso)

Mi vida

Mi vida,
os la puedo contar en dos palabras:
Un patio.
Y un trocito de cielo
por donde a veces pasan
una nube perdida
y algún pájaro huyendo de sus alas.

Yo denuncio

Yo no pido clemencia. Yo no pido
con un hilo de voz descolorida
perdón para la vida que me deben.
Odio la voz delgada que se postra
y el corazón que llora de rodillas
y esas frentes vertidas en el polvo,
hecha añicos la luz del pensamiento.
Yo no pido clemencia. Yo no junto
las manos temblorosas en un ruego.
Arden voces de orgullo en mi palabra
cuando exigen -sin llanto- que las puertas
de la venganza oscura se derriben
y a los hombres descuelguen de sus cruces.
Yo no pido clemencia. Yo denuncio
al dictador cadáver que gobierna
la vida de los hombres con un hacha
y ahora quiere dejar para escarmiento
mi cabeza cortada en una pica.
Yo no pido clemencia.
Doy banderas.
Paso de mano el golpeado
corazón de mi pueblo prisionero.

Carta urgente a la juventud del mundo

Si la juventud quisiera
mi pena se acabaría,
y mis cadenas.
(Decid ¡basta!
Haced la prueba.)
Vuestros brazos son un bosque
que llena toda la tierra;
si enarboláis vuestras manos
el cielo cubrís con ellas.
¿Qué tiranos, qué cerrojos,
qué murallones, qué puertas
no vencieran vuestras voces
en un alud de protesta?
(Todos los tiranos tienen
sus pedestales de arena,
de sangre rota, y de barro
babilónico sus piernas.)
Pronunciad una palabra,
decid una sola letra,
moved tan solo los labios
a la vez y la marea
juvenil atronaría
como un mar cuando se encrespa.
Pero, ¿quién soy yo, qué barco
de dolor, qué espuma vieja,
qué aire sin luz en el viento
acerco a vuestras riberas?
Como campanario de oro
vuestros corazones sueñan.
La juventud es la hora
del amor, su primavera.
¿Por qué mover vuestras ramas
alegres con mi tristeza?
¿No es mejor que yo me coma
mi pan solo en las tinieblas;
que mis pies cuenten las losas
veinte años más, mientras sueñan
mis alas entre las nubes
de un cielo roto en mis rejas?
Pero la vida -mi vida-
me está clamando en las venas;
abrasa loca las palmas
de mis manos; lanzaderas
clava y desclava en mi frente
y el pensamiento me quema.
Ved nuestros tonos. Ya somos
como terribles cortezas;
claustrales rostros, salobres
ojos que buscan a tientas
-sedientos de luz y sol-
una grieta entre las piedras.
No sabéis lo que es vivir
muriéndose a vida llena;
grises, sobre grises patios,
sin más luz que una bandera
de amor...
Ni lo sepáis nunca...
Más si queréis que esta lepra
jamás os alcance el pecho,
no dejéis "mi muerte" quieta.
No dejadme, no dejadnos
con nuestras sienes abiertas
y en un cerrojo sangrante
crucificada la lengua.
Levad vuestros pechos. ¡Pronto!
( Es bueno que esta gangrena
os revuelva las entrañas.)
¡Echad abajo mi celda!
Abrid mi ataúd; que el mundo
en pie de asombro nos vea
indomables, pero heridos,
sepultos bajo la tierra.
¡Que no queden en silencio
mis cadenas!


Cuéntenles a sus hijos quién es Marcos Ana

Cuéntenles a sus hijos quién es Marcos Ana

Isaac Rosa - Zona Crítica
Se apaga la memoria de un siglo de lucha antifascista y por la libertad.


Se apaga la memoria de un siglo de lucha antifascista y por la libertad



El poeta y ex preso del franquismo Marcos Ana, ingresado en el Gregorio Marañón con pronóstico grave

 Cuéntenles a sus hijas e hijos quién es Marcos Ana. Porque de lo contrario, salvo que hayan tenido la suerte de conocerlo en alguna de sus visitas a colegios e institutos, es probable que no sepan quién es. Pese a algunos homenajes y reconocimientos recientes, este jueves eran muchos los que buscaban en Google quién es ese tal Marcos Ana. Y esa ignorancia da la medida de los agujeros que sigue teniendo la memoria colectiva de este país, sobre todo con los antifascistas, y más con los comunistas.
Y si sus hijos no saben quién es Marcos Ana, quizás tampoco sepan que hace ochenta años hubo mujeres y hombres que lucharon contra el fascismo, algunos casi niños, como él. Y que decenas de miles fueron condenados a muerte, fusilados, pasados a garrote. A punto estuvo Ana, condenado a muerte dos veces. Quizás sus hijos han oído algo de la dictadura, pero no conocen cómo eran las durísimas cárceles de la posguerra, donde Marcos Ana se dejó 23 años. Porlier, Ocaña, Burgos. Repítanles la cifra a sus hijos: 23 años. Toda la juventud, entrar adolescente y salir adulto.
Si tienen edad para ello, cuéntenles también cómo torturaba el franquismo, las palizas que Ana y tantos antifascistas se llevaron en esas cárceles o en la Puerta del Sol madrileña, donde sigue sin haber una placa que los recuerde.
Cuéntenles a sus hijas e hijos quién es Marcos Ana, denles a leer sus memorias, para que conozcan cómo trabajadoras y trabajadores de todo el mundo fueron solidarios con los presos españoles y contra la dictadura. Todos esos países donde acogieron a Ana en los quince años que pasó llevando por el mundo la lucha por la libertad y los derechos humanos en España.
Aunque quizás sus hijas, sus hijos, les sorprenden: claro que saben quién es Marcos Ana. El revolucionario, el comunista, el poeta. Lo conocieron en Sol, cuando el 15M. Lo han visto en manifestaciones, en concentraciones, en huelgas, en actos solidarios. Puede que hasta hayan ido a su casa, su piso en Retiro que siempre ha estado abierto, donde si vas coincides siempre con varias visitas a la vez, jóvenes sobre todo. La casa abierta de quien estuvo 23 años encerrado y decidió que “si salgo un día a la vida / mi casa no tendrá llaves”.
No solo a sus hijos: cuenten a todo el mundo quién es Marcos Ana, porque vamos a necesitar mucha gente para mantener viva toda la memoria que llevaba encima. La suya, la de sus padres, Marcos y Ana. La de sus camaradas caídos. La de tantas mujeres y hombres que conoció en la guerra, en la ratonera trágica del puerto de Alicante, en el terrible Campo de los Almendros, en las cárceles donde había sacas diarias y frío, hambre, enfermedad y palizas; en el exilio del que muchos ya no tuvieron tiempo para volver.
De todos es memoria Marcos Ana, de todos lleva décadas hablando en plural, siendo “nosotros”, leal y generoso. Hoy ha muerto, ya no podrá seguir recuperando los años que le quitó la cárcel. Y vamos a necesitar mucha gente buena para mantener viva su resistencia, que es la de miles de mujeres y hombres desde hace un siglo.
http://www.infolibre.es/noticias/cultura/2016/11/24/fallece_poeta_preso_del_franquismo_marcos_ana_los_anos_58066_1026.html

Fallece el poeta y expreso del franquismo Marcos Ana a los 96 años

  • Durante el franquismo, el escritor y poeta, estuvo durante 23 años de cárcel
  • Tras su liberación, huyó a Francia y no regresó a España hasta que se aprobó la Ley de Amnistía de 1977

infoLibrePublicada 24/11/2016 a las 21:52Actualizada 24/11/2016 a las 22:18  
1
Envíalo a un amigoImprimirComentarios2
Marcos Ana en su casa en Madrid.
Marcos Ana en su casa en Madrid. 
CARMEN VALENZUELA
Fernando Macarro Castillo (más conocido como Marcos Ana), uno de los presos que más tiempo cumplieron condenadurante el franquismo, ha fallecido este jueves en Madrid a los 96 años, según ha informado el PCE, partido en el que militaba.

El militante comunista, escritor y poeta había sido ingresado horas antes en el hospital Gregorio Marañón de Madrid, con pronóstico grave.


Nuestro camarada Marcos Ana nos ha dejado, siempre lo decía VALE LA PENA LUCHAR. Hasta siempre Marcos. 

Nacido en enero de 1920 en la pedanía de San Vicente, en el municipio salmantino de Alconada, en el seno de una familia de origen humilde, pasó durante el franquismo 23 años de cárcel, los últimos 16 en la prisión de Burgos, de la que salió en 1962.

De formación autodidacta, fue durante su etapa en prisión cuando empezó a escribir sus primeros poemas bajo el seudónimo de Marcos Ana. En ellos, este militante comunista animaba acombatir la dictadura a través de la palabra y le sirvieron para labrarse una fama como símbolo de la cultura y el compromiso social.

Tras su liberación, huyó a Francia y no regresó a España hasta la aprobación de la Ley de Amnistía de 1977. Fue combatiente activo en defensa de la República, comisario político de la 44 Brigada Mixta y muy conocido por su papel en la solidaridad internacional con los presos durante el franquismo, dirigió desde Paris el Centro de Información y Solidaridad (CISE) con Pablo Picasso de Presidente de Honor.

Su obra como escritor y poeta está compuesta por obras como Poemas desde la cárcel, publicado en Brasil en 1960, España a tres voces, publicado en Argentina en 1963, o Las soledades del muro.

En 2007 publicó sus memorias, con el título Decidme cómo es un árbol. El director de cine manchego Pedro Almodóvar adquirió los derechos de su biografía y que su labor literaria fue reconocida en su tiempo por poetas como Pablo Neruda o Rafael Alberti.

El Gobierno de España le concedió las medallas de oro al Mérito de Trabajo (2009) y al Mérito de Bellas Artes (2011). Además, fue reconocido en 2010 con el Premio René Cassin de Derechos Humanos que concede el Gobierno Vasco por su actitud al salir de prisión, al defender "la paz, el diálogo y rechazar cualquier deseo de venganza".

Tras conocerse su muerte, varios dirigentes políticos expresaron sus condolencias a través de las redes sociales. El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, lo calificó de "héroe del pueblo" y "hombre humilde y valiente, un ejemplar militante comunista", mientras que el coordinador federal de IU, Alberto Garzón, le dedicó un texto titulado "El ejemplo de Marcos Ana: un arma cargada de futuro", junto a la responsable de memoria democrática de IU, Esther López Barceló.



Nos deja un héroe del pueblo, un hombre humilde y valiente, un ejemplar militante comunista. Eres el orgullo de tus camaradas y el nuestro


http://www.publico.es/opinion/ejemplo-marcos-ana-arma-cargada.html


Publicado: 24.11.2016 21:37 |Actualizado: Hace 52 minutos

 

PATRICIA CAMPELO 
Marcos Ana, la voz libre.- PCE

"Que la gente no le olvide nunca, que sepa que seguimos su ejemplo", decía en Twitter el dirigente de Izquierda Unida, Alberto Garzón. 

Marcos Ana, cuando todavía era Fernando, en el patio de la enfermería de la Carcel de Burgos, 1951








http://cultura.elpais.com/cultura/2016/11/24/actualidad/1480013634_960319.html


Fue el preso político que más tiempo pasó en la cárcel: entró con 19 años y salío con 41












Ver fotogalería
Marcos Ana, fotografiado en la cárcel de Ocaña, donde estuvo preso. LUIS MAGÁN

Se hizo poeta en el lugar más hostil para los versos, una cárcel franquista donde toda la energía se iba en sobrevivir, donde no había paisaje al que mirar. Tituló uno de sus poemas más célebres y su biografía precisamente así: Decidme cómo es un árbol. Marcos Ana, el preso político que más tiempo pasó entre rejas, ha muerto este jueves, a los 96 años. Él habría dicho que fue a los 73 porque solía descontarse esos 23 años que habitó las prisiones de la dictadura. Cada cumpleaños hacía esa diferencia: “Tengo 90 años de edad y 67 de vida; tengo 91, es decir, 68….” Nunca aparentó, en cualquier caso, los inviernos que llevaba encima. En una ocasión, a punto de dar una charla en el Parlamento en Londres, le confundieron con su intérprete, un profesor inglés y cojo. Al subir al escenario nadie reaccionó. La gente solo empezó a aplaudir cuando llegó el brigadista. El público interpretó que el preso que más tiempo había pasado en las frías celdas del Régimen, el que había estado condenado a muerte, el que había sido torturado... tenía que ser necesariamente el que caminaba con bastón y no aquel hombre alto que se había plantado en la tribuna en dos zancadas.
Con 15 años se había afiliado, como las 13 rosas, a las Juventudes Socialistas. Durante la Guerra Civil se hizo del Partido Comunista. Quiso ir al frente, pero le mandaron de vuelta a casa por no tener edad suficiente. Ingresó en la cárcel con 19 y salió con 42, en 1961. Le acusaban de tres asesinatos en Alcalá de Henares por los que ya habían sido fusilados otros presos. En prisión se acostó muchas noches pensando que no llegaría a ver el día porque el Régimen había cometido la ridiculez de condenarle no a una, sino a dos penas de muerte. Finalmente, a él le conmutaron la pena, pero dio el último abrazo a muchos compañeros que no tuvieron la misma suerte. Dedico sus años de libertad a rendirles un homenaje permanente. “Marcos Ana no se ha mirado complacido en el espejo. Lo ha roto en mil pedazos para que en cada fragmento se vea el rostro de sus camaradas”, dijo de él el premio Nobel José Saramago.
Con sus compañeros de celda creó en la cárcel un periódico clandestino llamado Juventud. Daban clases y organizaban tertulias literarias sobre los libros prohibidos, que eran casi todos. Apoyándose en la parte de abajo del plato de la comida, Marcos Ana empezó a escribir poemas. Los sacaba clandestinamente de prisión. A veces, con la ayuda de un guardia. Otras, haciendo que un preso al que quedaban días para salir en libertad, los memorizara. Y empezaron a publicarse gracias a la ayuda de poetas en el exilio como Rafael Alberti, y de los comités de solidaridad con los presos políticos. Ahí fue cuando Fernando Macarro se convirtió en Marcos Ana, el seudónimo que escogió uniendo el nombre de sus padres: Marcos Macarro, que había muerto en un bombardeo en enero de 1937, y Ana Castillo, que falleció en la navidad de 1943, después de que a su hijo le condenaran por segunda vez a muerte.
Y con todo, para Marcos Ana lo más difícil fue la libertad. Porque fue al verse en la calle cuando supo que había perdido toda su juventud. Cuando se dio cuenta de que, a los 42 años, jamás había estado con una mujer. Sus ojos sufrían por la luz. Se mareaba en los espacios abiertos. Con sus mejores intenciones, un amigo le llevó una noche a un cabaré, llamó a una chica, le metió 500 pesetas en el bolsillo y le dio las instrucciones: “Para que pases la noche con mi amigo”. “Se llamaba Isabel y era morena, de ojos grandes, hermosísima…”, recordaba a este diario el verano de 2015. Fue incapaz de tocarla. Al final, decidió contarle su historia. Marcos e Isabel pasaron la noche juntos, hablando. Cuando al volver a casa descubrió que le había vuelto a meter las 500 pesetas en el bolsillo, deshizo corriendo el camino hasta ella. Pero antes de llegar al hotel decidió que si aquel día pagaba arruinaría el recuerdo de la noche anterior. Entró en una floristería y pidió 500 pesetas en flores. En la tarjeta escribió: “Para Isabel, mi primer amor”.
No volvieron a verse pero fue al leer ese episodio de su biografía, Decidme cómo es un árbol, cuando Pedro Almodóvar decidió convertir la vida de Marcos en película. Compró los derechos, pero aparcó el proyecto.
En París conoció a Vida Sender, hija de unos anarquistas aragoneses y madre de su hijo, Marcos. “La cárcel la viví como un militante, y hasta que no conocí el amor no me di cuenta de lo que me habían quitado. Me impresionó mucho que se llamara Vida. Cuando la conocí pensé: para esto he salido yo de prisión, para esto estoy yo en el mundo”, explicaba en la misma entrevista. La convivencia no fue fácil. “Era como un toro”, recuerda ella. Un día le sentó y le dijo: “No quiero ser una segunda cárcel para ti”. El amor dio paso a una amistad que les acompañó toda la vida. Les gustaba bajar a una terraza que había cerca de la casa de Marcos, donde él practicaba uno de sus pasatiempos favoritos, ver pasar a la gente e imaginar qué problemas tienen, en qué irían pensando.