A menudo se describe la práctica científica como un espacio apolítico y ecuménico, cuando en la práctica está atravesada por enfrentamientos ideológicos de largo recorrido histórico y social. La revisión de lo sucedido en el seno de la comunidad académica es una de las mayores asignaturas pendientes de la Memoria Histórica.
Las instituciones científicas, en general, han preferido mirar hacia otro lado y no abordar un pasado extremadamente incómodo. Únicamente podemos destacar la retirada en el 2010 de una inscripción que celebraba la victoria de Franco, eliminada del frontispicio del edificio principal del CSIC en la calle Serrano de Madrid.
Hay que recordar que nada más finalizar la Guerra Civil comenzó su actividad científica Antonio Vallejo-Nájera, primer catedrático numerario de Psiquiatría en la Universidad española. La psiquiatría española de la época se caracterizó por defender la idea de que se había producido una “degeneración de la raza española” durante la República. La investigación estrella de Vallejo-Nájera fue la búsqueda de un “gen rojo” que explicara la supuesta base biológica de las orientaciones marxistas de las personas presas en las cárceles franquistas. Realizó sus trabajos de campo con 297 brigadistas internacionales encarcelados en Burgos y con 50 presas políticas recluidas en Málaga.
Vallejo-Nájera planteó en Psiquismo del fanatismo marxista que “la perversidad de los regímenes democráticos favorecedores del resentimiento promociona a los fracasados sociales con políticas públicas, a diferencia de lo que sucede con los regímenes aristocráticos donde sólo triunfan socialmente los mejores”. En Psicología de los sexos habló de que a la mujer se le atrofia la inteligencia como las alas a las mariposas de la isla de Kerguelen, ya que su misión en el mundo no es la de luchar en la vida, sino acunar la descendencia de quien tiene que luchar por ella”.
LA INVESTIGACIÓN ESTRELLA DE VALLEJO-NÁJERA FUE LA BÚSQUEDA DE UN “GEN ROJO”
En la universidad franquista también hizo carrera uno de los principales impulsores de la Fundación Francisco FrancoLuis Suárez Fernández, director general de Universidades e Investigación entre 1972 y 1973 y actual presidente de la Hermandad del Valle de los Caídos. Su hijo Fernando Suárez eliminó como rector de la Universidad Rey Juan Carlos el grado de Igualdad de género, el único que había en la universidad en el año 2014. Fernando Suárez en la actualidad se niega a dimitir a pesar de haberse descubierto numerosos plagios realizados por colegas suyos y por los que no asume ningún tipo de responsabilidad.
Uno de los principales defensores de la ciencia católicaAlfonso Carrascosa, recuerda los orígenes de la Estación Experimental Aula Dei (tribunal de Dios, toma el nombre de la Cartuja de Aula Dei). Esta estación zaragozana fue una iniciativa puesta en marcha en 1944 por José María Albareda, principal impulsor del CSIC, miembro del Opus Dei, sacerdote y finalmente el primer rector de la Universidad de Navarra. Según Carrascosa “Albareda quería obtener conocimiento aplicado y útil a la agricultura, y para ello impulsó de manera determinante la edafología, ciencia que estudia el suelo”.
Pero uno de los casos más llamativos de la relación entre el Opus Dei y el CSIC es la Iglesia del Espíritu Santo: “Se construyó en 1942 para cubrir las necesidades espirituales de los investigadores del CSIC”. El arquitecto Miguel Fisac, perteneciente al Opus Dei y autor de numerosas construcciones del CSIC (como el frontispicio modificado por la Ley de Memoria Histórica en el 2010) la construyó sobre las ruinas del Auditorio de la Residencia de Estudiantes. Sigue abierta al público en terrenos del CSIC y, según reza su web “la atención pastoral de la Iglesia del Espíritu Santo está confiada a sacerdotes del Opus Dei”.