diumenge, 26 de febrer del 2017

MEMORIA / LA “HUÍA” DEL TERROR. Francisco Pimentel.





(Publicado en Ronda Semanal el Sábado 25.02.2017)

Hace dos semanas hablaba de la falacia que hay en la dicotomía semántica de “huía” o “desbandá”.

Insisto una vez más en que el pueblo siempre dijo “la huía” y quienes emplearon el término “desbandá” fueron los fascistas, mucho más tarde cuando ya los americanos le dieron su apoyo al mafioso Franco a cambio de instalar sus bases militares con armas nucleares.

Ese apoyo de los yanquis al fascismo nazi-franquista durante más de 40 años permitió que además de destruir o de ocultar toda la documentación republicana también re-escribieran la historia a su antojo y medida y que además la escribieran a fuego en las mentes de los que iban naciendo.

Esas generaciones nacidas con los franquistas en el poder absoluto, que no tenían la más mínima posibilidad de contraste ni crítica fueron moldeadas según los intereses de los asesinos y saqueadores que nos gobernaron en tiranía con la bendición de los eclesiásticos más retrógrados.

Y ese modo de pensamiento fascista es el que aún sigue operando en la mente de mucha gente que supone que es el modo normal de pensar. 

Es una situación grave de la que parecía que íbamos a salir durante aquellos años que llamábamos de “transición” pero que el 23 de Febrero del 1981 nos dijeron abruptamente que no.

Y ese modo de pensar “normal” es el que ha llevado a muchos “historiadores” a escribir sobre nuestra tragedia de la agresión fascista con “ecuanimidad” y basándose siempre en los “documentos históricos” que dejaron preparados los franquistas o en el menos malo en los documentos de propaganda militares.

Así que uno de estos historiadores, Luís Melero, aprovechando el ansia que tenía la gente de que se hablara de nuestro drama oculto durante tantísimos años, coge el rábano por las hojas y escribe un libro que titula “La Desbandá” y desvirtúa la palabra “huía” que fue la empleada sabiamente por el pueblo.

He recopilado mucha información para saber si esa desvirtuación ha sido fruto del fascismo inyectado en las venas del pensamiento o de otra cosa. En una entrevista que le hacen a Luís Melero cuando la presentación de la segunda parte del libro el periodista le pregunta: “¿Cuándo escucha por primera vez hablar de la desbandá?” “De niño había oído contar la historia de brazos de niños desparramados por la carretera, ríos de sangre donde resbalaban... una auténtica novela de terror que escuchaba con 3, 4, 5 años. Se me quedó en la memoria pero llegué a convencerme de que eso no podía ser verdad. Después de muchos años, cuando tenía 29 ó 30, un día que estaba en Nueva York entré en la hemeroteca del New York Times, busqué febrero del 37 y descubrí que era verdad lo que me contaban de niño. En Málaga intenté enterarme de algo, aquí no había nada y el misterio se me fue agrandando. Tampoco en Madrid encontré noticias del éxodo. Traté de hablar con la madre de un primo y me dijo que me olvidara de eso. Me di cuenta de que había un tabú.”

Pero ni en esa respuesta ni en muchas otras aclara donde había oído ese vocablo. Da la impresión que lo oculta, que no quiere decir que su origen fue la propaganda fascista para denigrar a nuestra gente. 

Tanto en el libro mencionado como en su segunda parte y en las entrevistas que he podido leer este “escritor” recurre con frecuencia a la idea de los dos bandos. Que son malos los dos. Con el pueblo sufriendo en medio. Y claro la conclusión implícita es la tantos “historiadores”… que la República no tenía solución… 

Así que HUÍA contra DESBANDÁ también es parte de la verdad, la justicia y la reparación.  

Francisco Pimentel 
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