dissabte, 18 de febrer del 2017

“El secreto oculto del franquismo podría haber cambiado la historia del siglo XX”

http://www.elplural.com/politica/2017/02/18/el-secreto-oculto-del-franquismo-podria-haber-cambiado-la-historia-del-siglo-xx


El libro de Javier Juárez, 'Conspiración en Madrid'.
El libro de Javier Juárez, 'Conspiración en Madrid'.


Entrevista a Javier Juárez por la publicación de su novela ‘Conspiración en Madrid’

Sáb, 18 Feb 2017 
Acaba de salir a la luz la séptima obra del periodista y escritor Javier Juárez, Conspiración en Madrid, una obra que, editada por la Editorial Doña Tecla, fusiona elementos históricos y elementos de ficción, lo que la convierte, a la vez, en una novela y en una narración de divulgación histórica. 
Se trata de un texto muy atrayente y sugestivo porque desvela, en medio de un relato novelado, unos hechos históricos que ocurrieron en el Madrid de 1940, en medio de la Guerra Civil: un intento programado de secuestro de los Duques de Windsor en el hotel Ritz. Unos hechos que se han mantenido como secreto muy bien guardado, y que revelan el enorme compromiso del régimen franquista con la Alemania nazi.
Es una obra en la que el autor ensambla la ficción con la no ficción; fusiona el rigor histórico con “la veracidad de la ficción”, lo cual la convierte en una novela que, de manera independiente al género narrativo en el que se la inscriba, es una obra realmente interesante. Quizás es que, como dice el escritor británico Julian Barnes, la ficción es una forma de contar la verdad, y una novela puede descubrir más verdades que ensayos o documentales basados sólo en los hechos. En cualquier caso, esta lectura es realmente palpitante, apetecible y muy recomendable.
P
Javier, en esta novela narras un episodio histórico, muy poco conocido hasta ahora, que hubiera podido cambiar el curso de la historia del siglo XX. ¿Cómo llegaste a interesarte e investigar sobre él?
R.-
Este libro es producto de trabajos anteriores y de investigaciones en las que algunos protagonistas relacionados con el complot contra los duques de Windsor aparecían en otros escenarios. De algún modo, es una asignatura pendiente que ahora ve la luz. Este suceso era conocido, pero apenas ha tenido divulgación y únicamente algunos historiadores lo han mencionado, siempre desde la prudencia a la que obliga la ausencia de una documentación oficial completa y fehaciente, ya que el Reino Unido ha guardado hasta la fecha una gran reserva sobre las actividades germanófilas de Eduardo VIII. 
P
Tras conocer de cerca al que hubiera podido ser el rey Eduardo VIII y su esposa, ¿crees que son los mismos personajes que protagonizaron aquella historia romántica con la renuncia al trono de un rey por amor?
R.-
Es una pareja con múltiples aristas. Su historia siempre ha estado rodeada de un aura de romanticismo que parecía anular cualquier otra lectura crítica de su relación. Sin embargo, fueron las cuestiones políticas, y especialmente las simpatías de ambos por los regímenes totalitarios de Alemania e Italia, las que forzaron la renuncia del trono de Eduardo. De hecho, el único país que Eduardo visitó con carácter oficial tras su abdicación fue Alemania, donde fue recibido por Hitler con honores de visita de Estado.
P
¿Qué papel tuvieron Franco y el franquismo en este episodio de intriga y espionaje?
R.-
Un papel determinante y desde luego, activo. La instrucción de retener y posteriormente secuestrar a los duques de Windsor procedía de Alemania, autorizada personalmente por Hitler, y trasladada por el ministro Ribbentrop.
En España, una operación de esa naturaleza no habría podría ejecutarse sin la aprobación de Franco. Su cuñado Ramón Serrano Suñer, entonces ministro de Gobernación, y Miguel Primo de Rivera fueron unos cómplices necesarios para convencer a Eduardo de que Inglaterra y Alemania debían alcanzar un entendimiento, y, en última instancia, la paz.
Serrano Suñer jugó ese papel que tan bien se adaptaba a su carácter de príncipe en la sombra que movía y destejía los hilos del poder.
P
¿Qué crees que podría haber ocurrido en la Europa de la época si esa conspiración hubiera tenido éxito?
R.-
Hubiera sido radicalmente distinto. De entrada, la posibilidad de que Eduardo hubiese liderado un proyecto político de entendimiento con Alemania habría debilitado la posición de Churchill, que en junio de 1940 apenas llevaba un mes en el Gobierno y no contaba con el apoyo firme de toda la clase política. En ese momento, las expectativas de victoria del Reino Unido eran muy limitadas.
En segundo lugar, si esa paz entre ambos países se hubiese suscrito, es fácil imaginar que Hitler habría tenido despejado el camino hacia su gran objetivo estratégico: el frente oriental y la derrota total de la Unión Soviética. El curso de la Segunda Guerra Mundial habría sido otro, y otra la historia del siglo XX.
P
La trama histórica de la novela está muy bien acotada, pero ¿qué punto de conexión tiene en la narración con la trama de ficción?
R.-
Me interesaba mostrar ese otro Madrid auténtico, la ciudad que apenas se había recuperado de tres años de guerra y asedio, y que sobrevivía entre el hambre, la represión y la pobreza. Obviamente, los duques de Windsor desconocieron ese Madrid, que, paradójicamente, era más real que cualquier otro.
La ficción, por otra parte, me permitía cubrir los ángulos muertos de un relato histórico del que todavía se desconocen todos los elementos, y, por último, me interesaba humanizar la historia, no presentar únicamente la visita de los duques como un juego diplomático.
P
Ensamblar en una misma obra ficción e historia no es nada convencional ni nada fácil. Ensamblar la historia con la literatura es una hazaña con la que muchos no se atreven ¿qué ventajas o privilegios ofrece al lector esta simbiosis, o cuál fue el motivo de elegir la ficción histórica para tu primera novela?
R.-
Básicamente, es una elección de estilo. Siempre he pensado que la literatura no admite bien la catalogación cerrada de los géneros. O es novela o es crónica o es ensayo. Puede ser, pero también es lícito cruzar fronteras literarias y establecer que la ficción y la no ficción pueden convivir, y de hecho, enriquecer el relato de los hechos. No sé si Conspiración en Madrid es una novela histórica, pero he tratado de unir dos realidades: el rigor de los hechos históricos y la veracidad de la ficción. Ahora, el lector es quien debe juzgar. 
 
Coral Bravo es Doctora en Filología

ENTREVISTA | Chato Galante "No hay razón moral ni política para que el Ayuntamiento de Madrid no apoye a las víctimas del franquismo".

http://www.eldiario.es/madrid/politicas-expliquen-Ayuntamiento-Madrid-Franquismo_0_612439472.html



Chato Galante, miembro de la asociación La Comuna, Presxs del franquismo, pide al consistorio que se querelle contra los crímenes de la dictadura 
"Mi primera y única reparación es que se haga justicia y no me pueda cruzar con el que me torturó"
"Queremos que se mueva la posibilidad de acceso a la justicia de un sector de la población que padeció la violencia por parte de un régimen fascista"
Chato Galante, expreso franquista y miembro de 'La Comuna'.
Chato Galante, expreso franquista y miembro de 'La Comuna'. Lugar: Librería 'La Central' MARTA JARA
Chato Galante (1948) es un expreso del franquismo. Con 20 años fue detenido, torturado y juzgado por sus protestas cuando era estudiante: "Que en el 68 tuviera esa edad sin duda me marcó", bromea. Galante estuvo más de cuatro años en la cárcel y desde hace unos cinco se ha convertido en un activista en busca de la justicia y la reparación de las víctimas. Pertenece a la asociación La Comuna. Presxs del franquismo, que surgió al calor del 15M, recuerda Galante en esta entrevista.
Su asociación, junto con otras, está detrás de la querella argentina. "No somos un colectivo de víctimas, somos un colectivo social que quiere recuperar la convivencia democrática en este país", explica. Una de las acciones que actualmente se están impulsando desde todos estos colectivos es pedir a los municipios que presenten una querella contra el franquismo.
Hace un año se sentaron con el Ayuntamiento de Madrid y el pasado jueves les llegó la respuesta:  "Nuestra postura no es personarnos nosotros en un juicio. No es nuestra labor" , justificó el consistorio a eldiario.es. Esto mismo le trasladaron a las víctimas en una reunión entre el jefe de Gabinete de la alcaldesa, Felipe Llamas, el responsable del Comisionado de la Memoria Histórica, Chema Urquijo, y el propio Chato Galante.
Las víctimas han pedido al Ayuntamiento de Madrid que presente una querella contra el franquismo, pero les han dicho que no.
Hoy hace un año que presentamos el texto. Fue después de tener una entrevista con Mauricio Valiente -tercer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid- porque nos dijeron que era el que llevaba estos temas. Hablamos con él y registramos la petición. También hicimos entrevistas con Ciudadanos y el PSOE. El PP nos dijo que no tenía interés. Ciudadanos entonces dijo que se lo pensaría, pero con el PSOE y con Ahora Madrid prosperó esa petición y entramos en un largo proceso.
Luego hubo una reunión posterior con Valiente y Mar Espinar (PSOE) y se levantaron con la intención de llegar a un acuerdo sobre un proyecto base que cerramos en ese encuentro. Nos enviaron ese acuerdo y nos dijeron que entraría en el Pleno del Ayuntamiento en agosto o septiembre. Ahora estamos en febrero, un año después desde que empezó todo, y nos han dicho que no irá a Pleno y que no es conveniente que el Ayuntamiento se querelle.
¿Qué razones les dan?
Que no es conveniente.
¿Por qué creen que es importante que el Ayuntamiento de Madrid asuma la petición de las víctimas?
Creemos que los ayuntamientos son la institución política más próxima a la ciudadanía y lo que reclamamos es un derecho humano básico. La causa que defendemos es el epicentro de un Estado de derecho porque es necesario el derecho de las víctimas a que haya justicia por una dictadura sanguinaria en nuestro país... Pensamos que los ayuntamientos del cambio se sumarían a esta reivindicación, y más uno como el de Madrid presidido por una jueza que ha trabajado en el Tribunal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
¿A qué creen que se debe esta negativa?
Cuando hicimos esta petición no teníamos la menor duda de que estaba hecho. No encontramos razones ni morales, ni políticas que puedan explicar que el Ayuntamiento de Madrid no apoye a las víctimas del franquismo. A una parte de la ciudadanía que lleva 80 años peleando. Algo que está reconocido y firmado por España como un derecho humano. 
Primero negociaron con Mauricio Valiente, que dijo que la propuesta iría a Pleno y finalmente ha sido el Comisionado de la Memoria Histórica quien les ha dicho que no. ¿Qué ha influido este cambio?
Tuvimos un debate con ellos. Cuando montan el Comisionado de la Memoria Histórica les dijimos que nosotros no hablábamos de memoria histórica, ni de nombres de calles ni de monumentos. Hablábamos del 2017 y de un derecho vital en el 2017, que es el derecho a la justicia. Si hablamos en 2017 es porque desde que salí de la cárcel en 1977 llevaba 40 años para que se aplicara ese derecho. Se trata de un derecho que se aplica hoy, igual que hoy hay que sacar a la gente de las cunetas, o que hoy se tengan que abrir los casos de los niños robados. Son delitos de hoy, no de 1977.
¿Se sienten representados por el Comisionado de la Memoria Histórica?
La labor del Comisionado ha sido una labor muy controvertida dentro del movimiento memorialista. Ya han pasado dos años desde la llegada del actual Gobierno municipal y no se ha cambiado el nombre de ninguna calle ni se ha hecho nada, absolutamente nada, en relación al tema de memoria histórica. Sin  la menor duda es una vergüenza y algo tendrá que ver el comisionado con eso. Pero  insisto, nosotros nos dirigimos el Gobierno de Madrid no a ningún comisionado. Por eso, vamos a pedir a los distintos partidos que forman el Gobierno y a la oposición que se pronuncien sobre esto.
¿Cree que las víctimas están más respaldadas por este Ayuntamiento que por los anteriores gobernados por el PP?
A día de hoy, este Ayuntamiento no ha hecho nada con relación al derecho de justicia de las víctimas del franquismo. Absolutamente nada respecto a los gobiernos anteriores. Espero que eso cambie, porque resulta incomprensible la situación actual, sobre todo cuando hay ayuntamientos como Vitoria o Pamplona que ya han presentado su querella. También muchos ayuntamientos más se han comprometido a presentar sus querellas, consistorios que forman parte de una red de municipios por la justicia y la memoria. Es una vergüenza que a esto no se sume el Gobierno de Madrid. Y más cuando fue esta ciudad, concretamente el centro Conde Duque, el centro de gravedad de la lucha contra el franquismo.
Chato Galante, expreso franquista y miembro de 'La Comuna'.
Chato Galante, expreso franquista y miembro de 'La Comuna'. MARTA JARA
Viaja próximamente a Barcelona. ¿Han tenido más suerte con esta Administración?
El Ayuntamiento de Barcelona nos ha dicho que ellos se querellarán sin ninguna duda. También han aprobado una moción de apoyo a la querella argentina, han presentado una querella por el bombardeo por la aviación fascista italiana en la ciudad y están estudiando la estrategia jurídica que van a llevar adelante para presentar la querella que demandamos.
Ellos forman parte de esa red de ciudades por la justicia. Como comentas el próximo fin de semana tenemos una entrevista para hablar de temas relacionados con esa estrategia jurídica, porque cómo hacerlo ya es cosa de ellos. En ese sentido, nosotros no determinamos nada. Lo único que queremos es que se mueva la posibilidad de acceso a la justicia de un sector de la población que padeció la violencia por parte de un régimen fascista. 
¿Qué le diría al Ayuntamiento para que reconsidere su postura?
Que cumpla con lo que dice. No pueden hacer un plan sobre Derechos Humanos cuyo primer paso no sea la reivindicación del derecho a la justicia y a la reparación de las víctimas de la dictadura. Porque es una condición previa. Evidentemente, los derechos humanos abarcan muchos más y yo les apoyaré en eso, pero no me creeré ninguno de los pasos que dé el Ayuntamiento en ese sentido si no empieza por ahí. 
Su asociación pertenece es una de las que está personada en la querella de Argentina. ¿Cómo va ese proceso?
Cuando expulsan al juez Baltasar Garzón de la carrera judicial se cierra la posibilidad de seguir adelante con los procesos que había abiertos contra la dictadura en España. Llegados a ese punto, no nos quedó más remedio que acudir al proceso de justicia universal y fuimos a Buenos Aires. Entonces, se nos admite la querella, aunque llevamos ya seis años con este proceso.
Somos centenares de personas las que estamos detrás de esa querella. Por primera vez se imputan a 20 personas por la causa franquista por crímenes contra la humanidad. La jueza Servini pidió la extradición de estos imputados, pero el Gobierno la negó y cuando la magistrada ha planteado que ella venía a tomar esas declaraciones indagatorias, el Gobierno español también se ha negado. 
Hay una resolución de la anterior fiscal general del Estado que entre otras cosas amenaza a quienes lleven adelante esas diligencias acaben como el juez Garzón. Un caso que vamos a denunciar ante el Tribunal de Derechos Humanos, porque es una amenaza a la independencia de la justicia. 
Habla como si la Fiscalía y el Gobierno fueran lo mismo.
La vinculación de la Fiscalía y el Gobierno es obvia cuando uno abre el periódico todos los días. La judicialización de la vida política o la politización de la judicatura de este país es un hecho consumado y es una de las horribles herencias del franquismo. 
Que al acabar la dictadura la misma gente que estaba en tribunales militares o de orden público pasara a formar parte de la Audiencia Nacional, del Supremo o del Constitucional es una continuidad que hace que se haya formado una judicatura sobre esos pilares. En mi caso, uno de los jueces que me juzgó presidió nueve años una sala del Tribunal Supremo y creo que la sala quinta de la Audiencia Nacional durante 12 años.
Posiblemente mi origen 'taleguero' hace que la confianza que tengo en la justicia que se aplica en este país sea ninguna. La prueba de ello es que llevo 40 años intentando que se me aplique.
¿Por qué es importante para ustedes que se haga justicia?
Porque sin justicia no hay verdad. Sin justicia no hay reparación. Mi primera y única reparación es que se haga justicia. Que yo no me pueda cruzar con el que me torturó, que vive a un kilómetro y algo de mi casa y que encima es un ciudadano ejemplar y yo sigo siendo un delincuente. Porque mi condena no ha sido anulada. Se trata de un principio básico. 
Este país no será una democracia como es debido, hasta que eso no se haya solucionado. Igual que no se habrá solucionado hasta que no haya un solo cuerpo en una cuneta. 

divendres, 17 de febrer del 2017

La vida que no fue de Ligia Ceballos Franco

http://internacional.elpais.com/internacional/2017/02/16/mexico/1487262029_451963.html




Una mujer denuncia ante la fiscalía mexicana su desaparición forzada durante el franquismo en España. Es el primer caso de niños robados en México


Ligia Ceballos Franco, este miércoles en la Ciudad de México. CHRISTIAN PALMA / VÍDEO: ATLAS
Prefiere no dar muchos detalles, pero Ligia dice que todo empezó al final de una discusión. Después de horas de plática, ya de madrugada, su marido le gritó: “¡Tú eres adoptada!”. Así. “Yo me quedé en shock, como que no entendí. ¿Cómo puede ser posible si nadie me ha dicho nada nunca?”. Al día siguiente, Ligia llamó a su mejor amiga. Habían ido a la escuela juntas, se conocían de toda la vida. “Nena”, le dijo, “pasa esto”. Y su amiga le contestó que sí, que era adoptada, que pensaba que ya lo sabía. “Todo el mundo lo sabía”, dice, “todo el mundo menos yo”.
Ligia Ceballos Franco tiene dos vidas, la que vivió y la que no. La primera empezó en México en 1968. La segunda cuando escuchó esa palabra, adoptada.

Su caso es uno entre miles. Ligia fue una de tantas niñas y niños arrebatados a sus familias en España, durante el régimen del dictador Francisco Franco. Desde el final de la Guerra Civil, a principios de la década de 1940, una red criminal amparada por el estado sustrajo supuestamente a decenas de miles de bebés y los vendió a otras familias. También los regaló. Primero fue una forma de acabar con los vencidos en la guerra, con su estirpe. Luego se convirtió simplemente en un negocio que trascendió la vida del propio dictador.
La situación de Ligia es extraordinaria, ya que hasta ahora no se había documentado un caso en México. Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en España, opina que “habría que investigar si había más familias extranjeras involucradas”. De momento, Ligia y los abogados de Amnistía han presentado una denuncia por desaparición forzada ante la fiscalía mexicana. Amparados en el derecho internacional, esperan que la justicia mexicana exija a la española que investigue su caso.
Hasta ahora, Ligia asume que su llegada a México se debió a un favor. Sus padres adoptivos, integrantes de una familia pudiente de Mérida, en el sur de México, viajaron a Madrid en julio de 1968. Iban de parte del arzobispo de Yucatán. Previo acuerdo con sus pares mexicanos, la iglesia facilitó los trámites y el asunto se resolvió en apenas unos días. A finales de ese mes, la niña dejó de ser española. De hecho, sus papeles mexicanos indican que nunca lo fue.
Después de la discusión con su marido, Ligia no fue a casa de sus padres en dos semanas. Habló por teléfono con su madre. Le preguntó, “mamá, ¿soy adoptada?” Ella le dijo que sí y no volvieron a hablar del tema en unos cuantos días. Cuando se juntaron, ellos le preguntaron que cómo se sentía. Ella contestó: “A ver, cuéntenme”. Y entonces le contaron que después de su hermano ya no pudieron tener hijos; que viajaron a Madrid; que el arzobispo; que el bebé. “Ellos hacían mucho hincapié en que ‘desde el momento en que te vimos te quisimos mucho’… Fue una reunión emotiva”.

La esperanza

La segunda vida de Ligia está hecha de papeles y una ilusión. Son copias del acta de nacimiento española, de la cédula de bautismo, de su constancia en el registro civil, retazos de una historia que se marchitó; es la esperanza de encontrar algún día una pista de quienes fueron sus padres.
La primera vez que viajó a España fue en 2005. Habían pasado cuatro años de todo aquello, la discusión con su marido, la charla con sus padres. Gracias a estos últimos sabía que su primer nombre había sido Diana Ortiz. Ligia solicitó su acta de nacimiento al Ministerio de Justicia de España. En nombre puso Diana Ortiz. En dirección, calle Bailén, 8, la del arzobispado. Ligia se volvió a Mérida y al tiempo le llegó una carta al consulado de España. Su acta de nacimiento. “En ese momento vi que era verdad. Porque no es lo mismo que te digan de forma verbal, a que tú veas un documento que diga, ‘oh, por Dios, sí soy esta persona”.
En 2009 o 2010, Ligia volvió a España. No recuerda la fecha con exactitud. A veces quiere explicarse muy rápido, como si temiera olvidar los pasos que ha dado para llegar hasta aquí. De nuevo en Madrid, fue al archivo regional buscando su primer nombre en el registro civil. Y lo encontró. Supo que sus padres adoptivos se la llevaron de la Inclusa, el Instituto Provincial de Puericultura de Madrid, un orfanato. ¿Cómo llegó ahí? Lo ignora. Pudo haber nacido en el hospital Santa Cristina, punto neurálgico de la supuesta red criminal durante años. Pudo haber nacido en otro. En su registro aparecían también los nombres de sus padres, Rafael y Marta. Solo eso, sus nombres de pila junto a la palabra “supuestos”.
En estos años, Ligia ha vuelto a España varias veces. Ha conocido a otras personas en su situación, ha hecho amigos, se ha emocionado y frustrado. Ha llorado. Entre 2011 y 2012, participó incluso en un documental para la tele francesa, Les enfants volés. Ahí aparece en algunas escenas con su padre adoptivo. Ella dice que le quiso acompañar en uno de sus viajes. En una escena aparecen los dos en un taxi, camino a la Inclusa. Llegan. Ella trata de que el otro haga memoria, pero el papá, que moriría poco después, solo se acuerda de entrar, de girar a la derecha, de… Entonces cruzan la calle, ella le señala el hospital Santa Cristina, muy cerca de ahí, en la calle O’Donell. Él le dice que qué hospital. “Santa Cristina, papá, Santa Cristina es un hospital. No te comportes como ‘no sé, no entiendo’. Allá ponían a los niños para venderlos, ¡punto!”. “Yo no he comprado nada”, se defiende él. “Tú no”, insiste ella, “porque tu venías con una carta”.
Igual que este miércoles en la Ciudad de México, Ligia aparece triste en la cinta. No siempre, a ratos. Ella dice que la búsqueda es así. Picos y valles. A veces bien, a veces menos bien. Pero siempre hacia delante.

MÁS INFORMACIÓN